Memories Box [E n C o r r e c c i ó n]

I

¿Alguna vez has tenido una conversación pendiente con alguien?

¿Alguna vez sentiste real el cariño de un conocido?

¿Alguna vez te engañaste a ti mismo sobre una situación, aún cuando la realidad era otra?

¿Alguna vez extrañaste a esa persona especial?

Bueno, pues eso le pasó a Luna...

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Una noche común para todos, no tardaría en convertirse en tormento futuro para una niña de pelo lacio, cabellera blanca, ropas oscuras y de piel pálida. Nunca trató de ser semejante a alguien, no dudaba cuando decía una frase o soltaba unas palabras, en verdad ese era su fuerte. Por eso era única en su manera de ser.

Pero por los recuerdos adrede parecía una pena.

Luna sin más, caminaba por la autopista de la ciudad, esta vez no había aglomeración como siempre, ni de héroes por aquí ni villanos por allá. O quizás, estos se ocultaban bien

Aún así, siguió su camino mientras la noche le brindó una cálida brisa acompañándola. Era un conticinio que nunca experimentó, pues era agradable. Poco después de recorrer las calles, se quedó frente del museo, parecía estar buscando algo entre la ciudad con su mirada.

No se equivocaba, si buscaba a alguien...

—¿Qué pasó con él, dónde está? —De ella salió una voz poco melodiosa, una apagada, como si estuviera decepcionada.

Mantuvo su vista al suelo y empezó a frotar sus manos con ansias. Cada tanto lo hacía para estar concentrada en otra cosa; aquello nadie más lo percibía. Ya se volvió costumbre.

—Oh, esto es una gran pena.

La albina desvió su mirada hacia el de la voz; Romeo, al que tanto buscaba.

Negó con cabeza—. Te ordeno que te calles, no me gustan las burlas.

—A mí tampoco me gustan, astro.

—Te dije que te calles. —Luna se le comenzó a acercar y el rencor se apoderó de sus cinco sentidos.

—Pero si es una pena tu situación. —Se burló el niño. Entonces hizo un ademán para que parara—, sé que te sientes así por ambos. Me das risa.

Ella bufo—. Sueñas si crees que me afecta, en mi ser sólo existe ser desalmada y nada más.

El científico suspiró pensando, miró el alrededor callado.

—No entiendo por qué viniste, ¿sabes? —susurró la de cabellos albos.

«Te sorprendería»

—Te vi caminar sola.

—¿Y qué tiene?, ¡me gusta estar sola!

—A veces le temes al peligro.

—¿C-cómo sab-bes, t-te acuerdas de e..? —balbuceó ella, en un intento de seguirle la corriente.

—Por la caja.

Alzó una ceja—. ¿Qué?

Romeo se estaba alejando de la menor—. Quiero decir, tus pinturas.

Sus pasos fueron una perdición al estarse alejando de la persona que admiró seguido en el pasado, que hasta permitió conocer más que otros. Descendió la ilusión de hacer las paces y con ello, ganó el ego.

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Buenas! Este es el libro de Luna y Romeo, como una dedicatoria ;)
No sé, me entraron ganas de hacerles su historia.