Hija de los Mares 2, (Percy Jackson Fanfic)

Capítulo 4

He aquí la primera cosa que Fransie no esperaba.

Su madre estaba muerta.

Esto, bueno, era una posibilidad pero... Estaba muerta.

Muerta.

Y Fransie no sabía qué sentir.

Su madre la había denigrado, maltratado, negado y al final ignorado por meses, y Fransie no había dejado de pensar en ella o parado de buscarla ni un segundo... pero estaba muerta.

Los investigadores de sus abuelos habían perdido su rastro y decían que ella había desaparecido de la faz de la tierra... bueno, tenía sentido ahora, pero...

— Ella... ¿Está aquí? —preguntó con la voz entrecortada sintiendo como en cualquier momento podría estallar en lágrimas.

— No. —respondió Hades de inmediato. Su expresión no había cambiado. Como dios del inframundo, probablemente la muerte era algo tan común para él que esta era solo una mas de las almas que transitaban a su mundo. — Pasó por aquí hace un par de meses pero luego desapareció, salió de mis registros rápidamente. —un libro, una clase de libreta llena de nombres, apareció frente a él con un ¡puf! y él buscó brevemente con un dedo largo y pálido— Si, aquí está. Sofía Elise Ambroix, ingresó al purgatorio directamente lo que significa... bueno, tú lo sabes —el dios hizo una pequeña expresión de lástima— y mientras esperaba sentencia, desapareció.

Purgatorio... sabía lo que significaba.

Suicidio.

¿Su madre había hecho eso por su culpa?

— ¿Desapareció?

— Así es, no está en mis dominios, alguien robó su alma y la sacó del inframundo.

Fransie no paraba de temblar. No sabía qué pensar, no sabía qué sentir.

— Pero usted sabe dónde está, ¿no? Se ofreció a ayudarme a encontrarla, así que ¿dónde está?

En la distancia, junto a un seto lleno de glicinias que bordeaban el jardín, Persefone frunció el ceño, ofendida por la insolencia de la chica.

— Mis lacayos la habían estado rastreando. Como sabrás, uno de mis múltiples trabajos es controlar las almas que vienen de la tierra al morir, y no es común que una de ellas desaparezca así no más pero, lamentablemente, perdimos el rastro de ella en el laberinto.

— ¿Laberinto? ¿cual laberinto? —Hades le dio una mirada profunda como esperando que ella supiera una respuesta tan obvia como esa. Fransie se devanó los sesos pensando en laberintos famosos de la antigua Grecia y, dándose cuenta de lo estúpida que era, dijo:— ¿el laberinto de Dédalo?

— Bingo. —soltó Hades con una pequeña sonrisa de satisfacción.

Dédalo era un arquitecto ateniense desterrado a la isla de Creta. Fue el constructor del laberinto, donde el rey Minos hizo encerrar al Minotauro, —el mismo que Percy había matado a sus 12 años— que era aplacado periódicamente con sacrificios humanos.

— ¿El laberinto no había sido destruido cuando dédalo murió?

— Se supone que el minotauro también había muerto pero cada cierto tiempo vuelve y los semidioses lo devuelven al tartaro. El laberinto es un artefacto mágico, creado por un semidiós, no desaparece tan fácil, tú misma acabas de pasar por parte de él.

— ¿Las catacumbas?

— Creo que sobreestimaste su inteligencia, querido. —dijo Persefone junto a las glicinias.

Fransie guardó silencio. ella era la reina del inframundo, la enviaría a un hueco en el tartaro antes de que pudiera decirle algo, no era tan estúpida.

La estaba picando, como si quisiera probar su límite pero ¿por qué?

tal vez solo era así con todos los semidioses.

— Así que, señor Hades, ¿cuál es su precio?

— Vas directo al grano. —Una pequeña sonrisa apareció en sus labios— Tu madre está atrapada en el laberinto ligada a una promesa de muerte, no puedo dar detalles, no se nos permite ayudar a los semidioses en sus misiones, pero estoy dispuesto a facilitarte el camino si tu ayudas a mi hijo.

— ¿Nico?

El hombre asintió.

— Él también está atrapado en el laberinto y necesito que me ayudes a salvarlo antes de que mi hermano descubra su existencia.—Fransie frunció el ceño— el resto del olimpo aún no sabe que Bianca y Nico son mis hijos —explicó el dios— y por su seguridad prefiero que siga así. No quiero perderlo a él también.

Damas y caballeros, les presento a Hades, el mejor padre del Olimpo.

Si Hades le estaba ofreciendo un trato era que no sabía de la promesa que ella le había hecho a Bianca; Fransie y Percy habían estado buscando a Nico por todas partes, al menos tanto como sus limitados recursos de adolescente les permitían. Pero eso el señor del inframundo no tenía porqué saberlo, era la primera pista que tenía del paradero de su madre... o de su alma. No pensaba desperdiciar esta oportunidad.

— Muy bien, señor Hades, usted me ayuda a encontrar a mi madre, yo le ayudo a encontrar a su hijo. ¿Ese es el trato?

— Yo facilitaré tu camino, ya que será duro y lleno de tribulaciones, y tú me ayudarás a salvar a mi hijo... de sí mismo. —Hades tenía la mirada perdida a lo lejos, como si, en algún lugar después de aquel cielo rojo, pudiera ver a Nico— ël esta en un círculo de rencor y autodestrucción, en una búsqueda que si tiene éxito podría acabar con muchas vidas y si fracasa terminará en su muerte.

— Pero Nico es un niño.

— Nico es un hijo del dios del inframundo, el más poderoso hasta ahora. Es por eso que su existencia debe permanecer en secreto.

Fransie no necesitaba más explicaciones. Podía recordar lo que el chico había hecho la última vez que lo vió. tenía escalofríos cada vez que pensaba en ello.

Hades tomó su silencio como duda y se inclinó un poco hacia ella, sorprendiendola.

— Acudo a ti esperando que el cariño que sentías por mi hija y la convicción de salvar a tu madre sean suficiente para que aceptes este trato y traigas a mi hijo a mi con vida.

Fransie lo miró a los ojos y sonrió.

— Si mi padre hubiera hecho por mi la mitad de lo que usted está haciendo por Nico, tal vez nuestra relación sería mucho mejor, tal vez mi madre estuviera viva.

— ¿Así que aceptas?

— Tenemos un trato, señor.

Y con un apretón de manos, un juramento por el río estigio y un estruendo en a los lejos, Fransie hizo un trato con el señor del inframundo