"𝙇𝙤 𝙨𝙞𝙚𝙣𝙩𝙤."

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Un joven británico se encontraba esperando con ansias de que fueran las 12 en punto.

¿Para qué? Pues, tenia una nota entre sus manos, un sobre rojo con un lindo decorado de azul y dorado en los bordes.

Tord se la habia entregado, dando las instrucciones de no abrirlo antes de la hora especificada.

Pero..

Tom estaba tan ansioso que no pudo esperar a que la hora llegara, abriendo la carta con cuidado y soltando chillidos por la emoción.

"Querido Thomas.."

Si estas leyendo esto, probablemente ya sean las 12 en punto, y yo ya no esté en la casa a estas horas.

Quiero decirte que.. probablemente ahora yo ya no estoy con vida, y lo lamento.

Lamento que jamás pude describirte con total sinceridad y claridad lo que sentia por ti, y jamás podre decirtelo a la cara.

Perdoname, si? No quería llegar a esto, pero.. la cosa es que ya no aguanto más, no me siento bien, no me sentia bien, me sentia perdido, abrumado.. sólo.

Es un horrible sentimiento, es horrible ver cómo la soledad te debora lenta y tortuosamente, mientras que tú no puedes hacer nada más que intentar actuar cómo si no te importara.

¿Sabes?, nunca fui homosexual, pero siempre tuve esa tendencia de abrazarte, acariciarte y besarte, tenias un lindo rostro que gritaba y aclamaba por ser besado.

Tom, recuerda que siempre estaré para ti, muerto o vivo.


Te amo, y no podría decirlo de mejor manera.

Lamento hacerte esto, lamento hacerme esto, pero ya no aguanto ni un segundo más con esto.

Atte: Tord Larsson, tu comunista favorito."

Sus ojos se llenaron de lágrimas, arrugando un poco la carta, intentando acordarse donde había ido el noruego.

Al ya acordarse, fue corriendo a aquel lugar, esperando que Tord no decidiera tomar esa tan mala decisión.

Entre el camino se cayó, varias veces.

Sus piernas ya no podian más, dolian, y la parte superior de su costilla dolía por tal ejercicio.

Pero no podía detenerse, tan solo no se lo permitía.

Temia que si lo hacia, el amor de su vida pereciera, y se rindiera ante este mundo tan despiadado.

Sus piernas fallaron nuevamente, temblaban.

Su rostro se estampó con la tierra, provocandole heridas y posibles infecciones.

Sus cuencas soltaban lágrimas, e hipeaba continuamente.

Trató de levantarse, pero sus piernas ya no recistian su peso.

Trato de sollozar, pero sus cuencas se negaban a soltar más lágrimas.

One-Shots TordTom/TomTordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora