Día 3. Pandilla

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"Cualquier miembro que invada el territorio de una pandilla ajena, puede ser eliminado sin consecuencias"

Esa era una de las tantas reglas entre pandillas, pero de las más importantes.

¿Y a él que más le daba? Debía demostrar que los Marshall mandaban.

Su jefe en su trabajo de bombero al igual que en su banda, además de su figura paterna, Bossier Williams, les informó sobre los fomentados rumores que llegaron a él acerca de una valiosa joya en posesión de cierta pandilla rival, una de las más reconocidas por sus buenos negocios con armas y joyería tanto en el bajo mundo como tratos con gente importante y extranjeros. Vanilla era su nombre, según lo que se oía, eso venía de sus orígenes en el restaurante que poseía William Bradford, el fundador de "Vanilla Unicorn" que aún cuando falleció, actualmente seguía en pie a cargo de sus hijos, y por supuesto que varios de sus trabajadores pertenecían a ambos mundos, el de ilegalidad y el de fachada legal al igual que ellos.

Se escuchó el eco de que literalmente esos desquiciados probablemente eran los que habían robado una antigua pieza presea que se pensaba sólo llegaría a Los Santos para ser exportado a otra ciudad, más específicamente un antiguo camafeo que precedía de la realeza, noruega para ser más precisos, tal y como él. Tomó eso como una señal divina de que ese objeto lo estaba llamando a gritos, además del dinero que recibirían por él, claro. Si, Sigurd Kolbeck era un interesado y no le daba pena reconocerlo.

Su insistencia para que su superior aceptara que él fuera quien irrumpiera dentro de la base central de esos bastardos no cesó, y aunque este se negó rotundamente, luego de que Sigurd le pidiera a Eivor, su hermano, que tambien le comiera la cabeza al hombre, a cambio de un soborno, para que accediera, lo consiguieron.

- Muy bien, estamos preparados - Dijo con un tono serio el capitán Bossier, escondiendo sus sentimientos y la gran nostalgia que desbocaba de su alma, recordaba con lujo de detalle el día en que cada uno de los patitos ingresó a este grupo, la mayoría siendo apenas niños, y ahora todos adultos preparados para hacer operativos y organizarse por cuenta propia.

- Estamos listos, capi - Volteó a Holly, quien estaba en su punto de vigilancia en el mismo tejado que él.

- Perfecto - Entró a la frecuencia de su radio - Thor ¿Como vas? - Llamó por el mote que le asignó a Sigurd hace años.

- Estoy listo - Informó susurrando desde el edificio al que querían entrar, mientras Eivor revisaba el arnés al que estaba sujeto por última vez.

El plan dió inicio, una de las vitrinas posicionadas sobre el local "Vanilla's Unicorn" fué cuidadosamente retirada por Paris con un par de ventosas especializadas para ello.

Descendió con Loki maniobrando con la polea que sostenía la cuerda para bajar a su hermano.

Dió un par de tirones al lazo para avisar que este ya había posado los pies en el suelo y con el cuidado de no enredar mucho la cuerda recorrió la habitación, revisaba a todos lados del gran espacio, aunque no podía visualizar casi nada alrededor, de no ser por su linterna de cabeza.

En algún punto se sintió observado y creyó haber visto de reojo una casi imperceptible sombra, que desapareció al voltear a ella, pero prosiguió ya que era imposible otra presencia, según lo que habían estudiado sus compañeros, en el lugar no habían más que guardias afuera del establecimiento y otros rondando por los pasillos, no debería haber alguien dentro del cuarto donde estaba localizada la joya ¿No?

Olvidó todo ese mal presentimiento en cuanto sus azulados ojos se fijaron en el medallón, en la tapa de este estaba incrementada una esmeralda y un zafiro que fácilmente reflejaron su luz.

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