Dos hombres dados por muertos han empezado desde cero, con vidas nuevas en puntos lejanos. Hasta que un bar de mala muerte, una pelea y el destino es suficiente para cruzarlos otra vez.
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La reunión en la taberna resultó ser una reunión de la división de caza recompensas de Hux, donde el alguacil Lop-Tak les daba a conocer objetivos en diversos mundos, era entonces cuando elegían a sus blancos, si uno quería el mismo, hacían una competencia con tragos; Lina ganó contra un koorivar llamado Mut. Todos fueron amables con Ben en realidad, pero ninguno fue más allá de presentarse y darle la bienvenida. Ni siquiera Hux lo integró mucho, todos reían, intercambiaban pláticas, se molestaban con camaradería, mientras él observaba, en silencio, en la silla junto a lo más cercano a un conocido. Para cuando la reunión terminó, el sol ya estaba por caer y tenían en mente a su próximo objetivo.
-Partiremos mañana temprano, ocuparemos el resto del día para echar combustible, darle un chequeo a la nave y descansar; con lo sucedido en la madrugada, nos hace falta – comunicó Hux mientras caminaba en dirección a la maleza.
-Creo que me quedaré un poco más aquí – ignorando lo dicho por el pelirrojo, miró a su alrededor – Solo, conocer un poco alrededor.
Hux lo miró dubitativo – No sé si sea buena idea – con una mirada aclaró que era por "el tema".
-No será mucho tiempo, tampoco es como si vaya a interactuar con alguien – dijo seriamente.
Después de unos segundos, Hux aceptó – Pero no tardes demasiado, no soy tu niñera y no saldré a buscarte.
-Sí General – rodó los ojos y le dio la espalda, sin percatarse que el otro lo miró hasta que ya no fue posible divisarlo entre la gente.
Caminar solo entre parajes desconocidos se sentía mucho más natural para él que convivir con alguien constantemente, alguien que probablemente solo lo soportaba por trabajo. Paso tras paso era una introspección a su situación, una caminata de aceptación. Por mucho tiempo estuvo solo, incluso antes de su vida después de Exegol. Por momentos tuvo a un complemento, pero fue tan fugaz que aún era difícil de asimilarlo, casi como si hubiera sido un sueño. Pero su situación actual le recordaba que no lo era.
Mientras, en medio del paraje selvático, Hux veía al droide que el alguacil le envió, trabajando en revisar su nave y haciendo las correcciones necesarias, mientras él mismo llenaba el tanque con combustible. No es que le preocupara Ren, pero ya su pie moviéndose nerviosamente y revisando su reloj cada dos minutos hacía que pareciera que sí. Durante dos años se las arregló para aprender a vivir una vida que su antiguo él hubiera despreciado, le costó trabajo y quizá el que Ren ya no volviera a aparecer sería mejor para no reordenar su rutina. Pero en el fondo, se sentiría mejor verlo cruzar la maleza. Casi llena hasta desbordar el tanque por pensar demasiado.
Ben apareció al cabo de 15 minutos. Esa primera noche no hubo mucha conversación, pero para ninguno pareció tan necesario. Recapitularon su plan de viaje y se fueron a dormir. Ben insistió en dormir ahora en alguna de las sillas de la cabina mientras Hux tomaba el sillón. No fue la siesta más cómoda para ninguno. Ben estuvo despertando cada tanto para reacomodarse y Hux tuvo insomnio por dos horas y media.
