¿ 𝙼𝚒 𝙱𝚘𝚍𝚊 ? || ᵐⁱⁿʲⁱⁿ

Promesa

— Quiero abortar. — Las palabras que salían de su boca tuvieron un sabor agridulce. Tener al bebé podía costarle su vida y el tenía muchas ganas de vivir.

No tenía que pensar nada. Siempre se pondría a sí mismo por delante.

— Si eso quiere, le traeré un formato que tendrá que llenar para que el procedimiento sea exitoso. — El Doctor Wang inclino su cabeza y salió de la habitación.

Al minuto entró Jimin con una expresión de furia que pondría de rodillas al mismísimo rey del infierno. Bufo antes de mirar a Seokjin y se acercó a paso apresurado.

Seokjin sintió un escalofrío colarse por su cuerpo al tener a su lado a Park, podía sentir toda la tensión que desprendía su ser y desvío su mirada al ver los ojos contrarios inyectados de rojo producto de una ira contenida.

— No lo harás. No interrumpirás tu embarazo.

Seokjin fijo su vista en la ventana fingiendo que Jimin no existía, no quería discutir con él en ese momento, estaba cansado. De pronto, sintió una fuerte presión en sus mejillas y su cara fue girada bruscamente para ser obligado a encontrarse con la mirada contraria. Jimin tenía sus mejillas en un agarre firme.

— ¡¿ME ESCUCHASTE!? — Gritó provocando un leve salto en Seokjin.

— Moriré si lo tengo. — Dijo en un esfuerzo.

— Haré de tu vida un maldito infierno si te deshaces de nuestro bebé. Cada día será una tortura y me encargaré de que desees estar muerto. — Respiró profundo antes de relajarse y soltar el rostro de su esposo. — En cambio, si decides tenerlo, me encargaré de que todo tú embarazo y parto sea supervisado por los mejores médicos y especialistas del mundo. Adorare cada paso que camines y seré tu fiel sirviente. Te prometo que saldrás vivo de todo esto y en un año, después de que des a luz, podrás ser libre. No habrá trampas y desaparecere de tu vida, del bebé no te preocupes que yo me haré cargo. Sólo te pido que no lo abortes. — Su tono ya no sonaba furioso, al contrario, era desesperado y suplicante.

Seokjin se mordió el labio inferior de impotencia y sintió que unas esposas imaginarias se apretaban alrededor de sus muñecas. Parecía un pajaro enjaulado que su vida depende totalmente de las desiciones de su captor.

— No quiero. — Negó mientras lágrimas salían de sus ojos. — No quiero morir, tengo miedo. — No pudo evitar que su voz saliera rota y lastimada.

A Jimin le dolió el pecho al ver a su esposo en un estado tan vulnerable. Sacó un pañuelo de su chaqueta y lo acercó a los pómulos de Seokjin y con mucha delicadeza limpió las lágrimas que resbalaban una tras otra.

— No me mates.

Detuvo sus movimientos al escuchar el susurro de Seokjin y una chispa de culpa destelló en si mismo, que rápidamente fue reemplazado por su egoísmo. No se rendiría por la imagen lastimera del hombre frente a el, ya estaba cerca de conseguir lo que siempre había querido y no podía dar marcha atrás.

Y recordó que Seokjin ya es suyo y su palabra ya no tiene validez. No importaba lo quisiera su esposo, la última palabra la tiene el y nadie lo hará cambiar de opinión.

— No morirás. — Aclaró y acomodó de manera cariñosa el cabello de Seokjin para después salir de la habitación con una sonrisa presumida en su rostro.

Al oír las palabras de Jimin, Seokjin sintió un poco de esperanza. Tal vez, Park cambió de opinión y lo dejará hacer el aborto. Su dolor de cabeza dismuyo hasta casi desaperecer y su cuerpo se relajo sobre la cama. Alivio era la palabra que describía perfectamente su sentir en ese momento.