2.

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- Quieren hacerme elegir una esposa, ¿sabes? - Tara dice con voz tranquila, pero detrás de esa construida tranquilidad hay un pequeño tono de angustia. - Casarme con una desconocida es lo último que quiero. - Emma frunce el ceño cuando se da cuenta de que la cinturilla del saco está suelta. - ¿Irás al baile de las máscaras?

Emma no responde inmediatamente, está concentrada en ceñir correctamente el nuevo saco en la espalda de Tara. Emma estaba tan acostumbrada a vestir a Tara en ropa de mujer, que los trajes de hombre le han puesto un reto verdadero, es tan emocionante como frustrante.

- ¿Para arreglar vestidos? - Contesta con tono burlesco, tocando con ligereza la cinturilla del saco.

Tara toma su muñeca con delicadeza, para detenerla.

- Hablo en serio, realmente me ayudaría... que estuvieras ahí.

Emma suspira frustrada, mirando a Tara incrédula. Se conocen desde hace años, desde que la abuela de Emma le confeccionaba vestidos a su madre, pero Emma es muy consciente de su posición. Emma sabe que aunque hayan crecido jugando en los mismos jardines del reino, ella no es de la nobleza y jamás lo será, por mucho que Tara la vea como una igual. Y ha hecho las paces con eso, no anhela a la realeza, ama su vida confeccionando y cosiendo para reinas, princesas y doncellas.

- Es un gesto noble, alteza, como siempre, pero yo no tengo que estar ahí. - Emma intenta no mirar a los ojos a Tara. - No es una reunión a la que yo deba asistir. - Dice ella con suavidad, regresando a su labor, retirando su mano del agarre de Tara.

- Ew, no me digas así, mierda.

Emma intenta suprimir una sonrisa.

- Será reina en menos de un mes, debe empezar a comportarse y hablar como una.

- ¿Es en serio? - Tara se encorva y Emma hace que se enderece. - Hey, Emma... - Ella aparenta no escucharla y Tara se frustra. - Bien. - Tara se baja del banquillo alto donde estaba sin avisar, desconcertando a Emma, quitándose el hermoso saco a medio armar en un movimiento rápido y acercándolo a la chimenea humeante.

- No, espera, - Tara trata de no reaccionar al terror que suena en la voz de Emma cuando ella sostiene el saco sobre la chimenea a medio encender. - Trabajé mucho en eso, Tara.

- Lo siento, quizás tengas que volver a empezarlo y, pensándolo bien, lo necesito para la noche del baile, ¿puedes entregarlo ese día? Digamos, ¿a las ocho de la noche? - Tara dice, tratando de sonar inocente mientras sostiene el saco cerca del calor del fuego.

Emma está fúrica, sus ojos están destellando de enojo.

- Te estás comportando como una verdadera mocosa.

- ¿Irás al baile?

Emma cede, porque realmente trabajó mucho en ese maldito traje, y Tara es una mocosa privilegiada que no sabe las horas que Emma tiene que invertir en cada pieza. Así que no vale la pena, detesta ser la marioneta de ese ser tan molesto.

Aparte, Emma tiene un pequeño lugar en su corazón que le pertenece a Tara y a nadie más. El cliché de una doncella enamorada de la princesa. Su secreto más hermoso y mejor guardado, jamás lo dirá, morirá con él enterrado en lo más profundo de su corazón.

- ¿Para qué me quieres ahí? - Emma sabe que es una batalla perdida, es el último intento de persuasión. - No es mi lugar, lo sabes.

Tara aleja el saco de la chimenea en un segundo al ver su rostro, y lo sostiene con ambas manos. Emma se da cuenta de lo fuerte que lo está apretando por el color de sus nudillos, Tara está ansiosa y algo en su interior se remueve.

- Por favor, solo dí que irás. - Tara da unos pasos hacia ella.

- Está bien.

- ¿En serio?

- Sí...

- ¿Bailarías conmigo?

Emma no puede evitar reírse.

- ¿Sabes bailar?

- Tendrás que averiguarlo. - Tara también se ríe y regresa al banco alto con el saco puesto.

[CARTAS MULTIVERSE] Promtp 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora