X | caught.

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Estaba hecha un mar de lágrimas.

Había llorado todo el camino al regresar a casa. Su hermana mayor, Midori, seguía junto a Dai, su novio, mientras que sus padres se encontraban fuera, yendo a dejar a sus abuelos a casa después de aquella comida en celebración por su reciente graduación.

Debía estar feliz por aquel suceso, pero el corazón de Hanae estaba roto.

Sus sollozos fueron escuchados por ambos chicos, quienes se miraron el uno al otro al verla subir con rapidez a su habitación con tal angustia.

Midori no tardó en seguirla para averiguar que sucedía con ella, mostrando preocupación ya que la aflicción de su hermana pequeña en esos últimos días parecía incrementar.

¿Hanae?

Tocó la puerta de su habitación pero no recibió respuesta. Miró a Dai, quien estaba a su lado, girando la manija para darse cuenta que no tenía seguro. Su novio asintió, en señal de que la dejaría encargarse mientras él esperaba abajo cuando ambos vieron a la adolescente sentada contra su cama, abrazada a sus piernas y el rostro enterrado en estas.

Midori se colocó en cuclillas, posando una mano sobre su hombro.

Hanae, ¿Qué sucede?

Lo único que obtuvo cómo respuesta fue el incremento de su llanto. Fue ahí cuando la tomó de los brazos fácilmente al no mostrar resistencia. Agarró su rostro entre sus manos notando sus mejillas rojizas y empapadas en lágrimas.

Hanae...

S-Se f-fue... Él... É-Él...

Frunció el ceño al no entender. Hanae apenas y podía hablar debido al hipo, así que Midori solo dejó que se desahogara. La atrajo a su regazo cómo cuando era una bebé, acariciando su cabeza. Por un momento creyó que sus lágrimas eran por aquel niño Yu Haibara, que había muerto unos días atrás, algo que a su hermana le afectó en profundidad.

Sin embargo, cuando los minutos pasaron y Hanae por fin se calmó, supo que la razón se llamaba Kento Nanami.

Una vez terminó de contarle absolutamente todo, Midori no tardó en mostrar apatía hacia él. Incluso si supo que se trataba del mejor amigo del chico fallecido, quien también debía estar sufriendo.

Pero nada le importó más que el sufrimiento de Hanae.

¿Cómo se atrevía hacerle eso a su hermanita?

Por su bien esperaba que ese chiquillo nunca regresara.

O entonces se las vería con ella.



















×





















—Así que regresó. —Hanae escuchó la carcajada que su hermana mayor dejó escapar cómo si lo que le acababa de contar fuera un chiste. —¿Y al menos se disculpó por la manera que te habló ese día?

Midori solo pudo pensar que todas esas coincidencias debían ser una broma.

La vida a veces si que era graciosa.

𝐰𝐡𝐚𝐭 𝐢 𝐧𝐞𝐯𝐞𝐫 𝐭𝐨𝐥𝐝 𝐲𝐨𝐮 | nanami 𝗸.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora