XXVI | cursed.

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En cuanto presionó el botón para terminar la llamada, Hanae tuvo que tomarse unos segundos para asimilar lo que estaba pasando.

La angustia que sintió por dentro fue tanta, que un nudo comenzó a formarse en su garganta.

Han secuestrado a Yuji.

Apenas y pudo balbucear un qué como respuesta, incrédula. Con pesar reflejado en su voz, Kento procedió a explicarle que la responsable de todo era la madre biológica, así como el hecho de que en ese mismo momento se estaba dirigiendo a la policía junto con Choso y Gojo para hacer la denuncia.

El aire frío la hizo abrazarse a si misma cuando recuperó la compostura y prosiguió su caminó, saliendo del lujoso Tokyo Station para ir a tomar un taxi que la llevara a encontrarse con Kento y sus amigos.

Él le volvió a repetir exactamente las mismas palabras que había escrito en su mensaje.

Te necesito.

Y Hanae no dudó en decirle que iba a estar a su lado en todo momento.

Alguien grito su nombre una y otra vez, haciéndola detener. Hiromi Higuruma corría detrás de ella, tratando de alcanzarla. Hanae no había tenido la oportunidad de agradecerle de frente por haberle hecho abrir los ojos y ver cómo era en realidad Naoya Zenin, ya que se había apresurado a alejarse de todo el drama familiar que todavía debía estar ocurriendo.

Ni siquiera pudo sentirse avergonzada por lo tonta que había sido al defender a Naoya de las acusaciones de Higuruma. En ese instante solo sentía preocupación en demasía por Yuji que no podía pensar en algo más que no fuera él.

Hiromi se dió cuenta de ello, pues en los ojos de la chica que su buen amigo amaba, habían rastros de lagrimas.

—Izumi, ¿Estás bien?

En un principio pensó que tal vez era una reacción por la decepción que se llevó por parte del idiota de Naoya. De alguna manera, Hanae lo habia considerado un amigo, así que estaba justificado que se sintiera herida al enterarse de semejantes cosas.

Pero la razón resultó ser mucho peor de lo que imaginaba.

—Secuestraron al sobrino de Nanami.

Hiromi no conocía personalmente a Yuji, pero Kento siempre le habló de él. Sabía su historia y lo difícil que fue para su amigo tener que acoplarse a la llegada de un niño huerfano a su vida. Pese a eso, sabía también de sobra que Kento quería a su sobrino como si fuera su propio hijo y que antes preferiría morir a que le hicieran alguna clase de daño.

—Carajo. ¿Te ha dicho en donde está ahora?

Entendía tambien por qué razón Kento no había aparecido. Después de enviarle la foto de Hanae, su amigo le aseguró que se dirigía hacia la fiesta y después ya no tuvo ninguna respuesta.

—Está yendo a la policía.

—De acuerdo. Vamos, iremos para allá.

Hanae asintió sin dudar y lo siguió a su coche, resultando ser de gran ayuda para ella.

Al saber ya las circunstancias que llevaron al niño con Kento, Hanae pedía al cielo que no le fuera hecho ningún daño. Yuji era solo un pequeño de seis años, indefenso. Nada aseguraba que, aunque se tratara de la misma madre biologica quién se lo había llevado, Yuji estaría a salvo.

En esos cortos meses Hanae se había encariñado tanto con él. Yuji era un buen niño, tan dulce y amable que aun si no era suyo, ella estaba dispuesta a buscarlo sin descanso.








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𝐰𝐡𝐚𝐭 𝐢 𝐧𝐞𝐯𝐞𝐫 𝐭𝐨𝐥𝐝 𝐲𝐨𝐮 | nanami 𝗸.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora