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Ingenuo.

Demasiado.

Podía repetirlo sea las veces necesarias.

Para Bakugo, la amistad que formó con Todoroki daría acto de presencia no hasta un par de meses de verse a primera impresión.

Su familia fue contratada por Enji Todoroki cuando apenas su cumpleaños número seis estaba tan cerca.

En un día nublado, abarrotado de muchas embarcaciones, Enji trajo consigo un niño unos centímetros más grande que el rubio.

A sólo unos tres meses laborando en la finca, debía aclarar que nunca cruzó miradas o un saludo cordial con el niño de extraño aspecto, ya que, Mitsuki, su madre, solo le permitía de vez en cuando ayudar para no sufrir lesiones pese a que Bakugo siempre deseaba involucrarse en los cargamentos y demostrar que no es débil.

Desde su perspectiva, Shouto daba la sensación perfecta de cualquier niño de Rypton que vive en la alta aristocracia, rico, accesible a una educación adecuada y quizás discriminador aunque el señor Alfa pelirrojo no mostrara signos de ello como para inculcarle lo mismo a sus hijos.

Al ser ambos de la misma edad, en aquella ocasión Mitsuki pensó en la opción más anticuada y prejuiciosa.

Misma edad y siendo niños, lo más probable era que se llevarán estupendo.

¡Cuanto error tenía!

Para el pequeño rubio de personalidad explosiva, las relaciones no se van forzando en la vida como por arte de magia; eran naturales y no todas terminaban en buenos términos.

Katsuki no era de quedarse callado nunca.

No faltaba palabras para decírselo pero por respeto a ella y Enji, optó por mantener sus labios sellados.

Fueron dejados en la finca mientras los adultos se encargaban de la administración de los paquetes.

El silencio no dejó de reinar entre ellos pues se dio cuenta que Shoto era de palabra corta e incluso creía que era mudo.

Su aspecto era extravagante, ojos con rasgos notorios de heterocromia, tez pálida y cabello bicolor; rojo y albino, separados perfectamente mitad a mitad.

Vaya, todo un niño sujeto a una vida tranquila y sin esfuerzo duro.

Él no estaba obligado a quedarse todo el tiempo con él por lo que tenía entendido, estaban en la sala silenciosa. Bakugo era de aburrirse fácilmente, por lo cual, prefirió salir del lugar para saludar a las criadas que tenían su propio recinto a unos cuantos pasos.

Sintió algo de culpa por dejar a Shouto, pero creyó conveniente el llamar a una criada de paso para que lo acompañe.

No fue entonces, cuando sus zapatos tocaron el suelo de madera y emitió un sonido chirriante que hizo Shoto subir la mirada en su dirección y cruzaran miradas.

Prestó atención a sus labios y el como querían pronunciar algo pero en sus gestos podía ver duda.

Desesperado, el pequeño rubio pronunció en alto un "Qué" al bicolor ocasionandole un brinco por el repentino grito. Katsuki creyó que de ahí no le diría palabra alguna.

Sin embargo, Shoto armó valor para sí mismo y con un apenas audible sonido de su voz preguntó a donde tenía pensado ir.

Ese momento marcó el comienzo de varios, donde Bakugo empezaría desde probar lo tan incrédulo que era el bicolor, a sobrepasar a una extraña admiración mutua pigmentada con una amistad sincera y traslucida.

Teniendo su primer buen amigo. La poco y menos probable relación que no debería existir entre un libre y un adinerado de clase alta.

Katsuki decidió confiar en dicho valor.

Status Et AmourDonde viven las historias. Descúbrelo ahora