De la mano de Dios

Capítulo 4

(Alexander)

Martes 13 de agosto, 2013

12:30p.m.

Cuando estaba pequeño quería salvar a las personas. Le prometí a Dios que ayudaría a todos aquellos que me necesitaran,  que haría lo posible para salvar sus vidas. Y que les predicaría la palabra del Señor, para que fuesen salvas. Por esa razón estudie para ser un EMT o paramédico.

Me encuentro en la cafetería del hospital, The Brooklyn Hospital Center, donde trabajo.  Bajamos a almorzar, bueno, eso era lo que íbamos a hacer.

Yo almorcé hace media hora. Sigo aquí, solo mientras espero a que mi primo termine de hablar por teléfono. Desde hace rato está caminando de un lado a otro, se ríe y ni siquiera mira su comida. Mientras lo espero, me como la última dona de chocolate que compre hace quince minutos. Sí, es que yo si tengo hambre.

-entonces... -se acerca a la silla donde estaba sentado- ¿mañana en la tarde? -dice sonriente mirando la mesa- ¿a las 3:30pm te parece bien?

Ruedo los ojos. Si lo sé, no tengo tanta paciencia, pero es que su "llamada importante" como él le dice, dura media vida, mientras que yo envejezco lentamente.

-ok... bueno, está bien. Hablamos luego Ki... -frunzo mi ceño y el me mira como si fuera dicho algo que no debía decir- te quiero, bay.

Cuelga el teléfono y lo guarda en el bolsillo de su pantalón. Se sienta nuevamente y toma su cubierto para comer su lasaña, como si nada fuera pasado.

-¿y tú comida? -pregunta.

¿Enserio?

¿Acaso olvido que empecé a comer antes de que lo llamaran?

Frunzo mi ceño otra vez, el me mira confuso.

-¿qué?

Me cruzo de brazos- que hablar con Kiara te hace daño. Ya hasta te olvidas de lo que pasa a tu alrededor.

Inmediatamente se atraganto con un trozo de su lasaña, y yo rio. Toma un poco de agua, y se vuelve a incorporar.

-yo no estaba hablando con Kiara.

-¿Entonces, con quién hablabas? -no respondió, simplemente continuo comiendo- John sabes que a Dios no le agradan las mentiras.

-lo sé -ríe y respira profundo- sí, estaba hablando con Kia.

Muerdo mi pulgar- interesante...

-no vayas a empezar, Alex.

Sonrió- ¿qué? A todos les llega el tiempo de enamorarse. No te voy a juzgar por enamorarte de la mejor amiga de tu prima.

Rueda los ojos- no estoy enamorado, hermano. Es solo una amiga.

-de la cual que estás enamorado.

-¡Ahhg!

Suelto una carcajada- lo siento, no puedo evitarlo.

-no entiendo cómo te considero mi amigo.

Dejo de reír y me acomodo en mi silla- ok ya.

Sigo mordiendo mi pulgar, el toma un sorbo de su jugo de limón y me mira- oye Alex, ¿a qué hora termina tu turno?

-a las 6:30, ¿Porque?

-bien, es que necesito que lleves algo que mando mamá, es para Tía Sharon.

-ok, me lo pasas más tarde.

Después que mi primo termino de comer, se fue a emergencias. Tenía una cirugía a las 1:30p.m. y yo también me fui a trabajar.

.....