Capitulo 3: Desahogando frustraciones

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En el puente que llevaba hacia el castillo del emperador Belos, casi no se escuchan ninguna especie de ruido.

Y es casi, porque lo único que se llegaba a escuchar es, que los clásicos y secos golpes que provienen de los puñetazos.

El sonido era de un puñetazo tras otro, tras otro, tras otro.

Puñetazos que provenían de Eda Clawthorne, quien en este momento sentía, como poco a poco, sus emociones que ahora mismo eran algo que se estaban descargando en lo que estaba haciendo.

La Dama Búho, siempre ha escapado de problemas con el uso de sus poderes, de su magia.

Pero en esta ocasión y dado lo avanzado que ya estaba el tema de su maldición, eso no iba a llegar en este caso.

Ahora, sentía que la magia no le iba a ayudar con lo que estaba sintiendo, con lo que sentía que debía dejar salir de aquella opresión que tenia en su pecho.

Y a causa de eso, el moler a golpes a su hermana era por mucho la forma de que ayudaba a mantener a raya su dolor e ira que iban aumentando.

Usar su magia no era una opción, con todo lo que ya acababa de pasar no se iba a arriesgar a sufrir una transformación permanente, y ademas de que sus emociones, eran algo que tenia que mantener a raya para evitar que avanzara.

Algo que no estaba siendo nada fácil, puesto a que frente a ella estaba la persona que no solo le arruino la vida, sino que hizo daño a alguien importante para ella.

Veía que Lilith, ya a estas alturas tenia varios golpes, moretones y cortes alrededor de su rostro, a la vez que hilos de sangre escurrían tanto de su labio, como de su nariz y frente.

Ambas hermanas se encontraba jadeando y cada una sentía como gotas de sudor escurría sobre sus rostros, aunque la Dama Búho mas que nada buscaba mantener aun la calma.

No iba a mentir, con solo ver a Lilith y sabiendo de todo lo que ha sido capaz de hacer, le daban de tomarla de la cabeza, para así poder girar con toda la fuerza que le era posible, de esa manera poder romperle el cuello y acabar con la miseria.

La miseria de ambas, que comenzó desde el día en que la termino maldiciendo por su tonta ambición.

Sin embargo, esos prematuros pensamientos se terminaron desvaneciendo cuando vio como su hermana se levantaba con dificultad con algo de ayuda de su bastón.

-¿Aun... quieres seguir? -pregunto Lilith entre jadeos para luego escupir un poco de sangre.

Con esa pregunta, Eda dejo ver una leve sonrisa en su rostro, pero a diferencia de otras veces, esta vez no había burla o sarcasmo plasmada en eso.

No había nada, era solo una maldita sonrisa vacía.

-Créeme que, las ganas son algo que yo tengo demasiado de sobra. -dijo Eda para luego volver a lanzarse al ataque.

Rápidamente, Lilith detiene el golpe del bastón de Eda con el suyo propio, pero debido a lo adolorida que estaba por los golpes ya recibidos, le costaba el poder mantenerse.

Eda por su parte, atino a hacer un barrido a los pies de la pelinegra de manera que la hace caer de espaldas contra el suelo, y se lanza para estar encima de ella.

-Esta vez, no me voy a contener hermanita, jugare con las reglas como debí de hacerlo desde la primera vez. -dijo Eda en susurro y con el ceño fruncido.

-Tu... tu nunca has llegado a esto Edalyn... tu nunca has llevado la reglas tan fuera de los límites. -dijo Lilith quien apenas y podía recuperar el aliento. 

Tras lo dicho por su hermana, la Dama Búho solamente atino a quedarse callada durante unos instantes, a la vez que mas de un pensamiento rondaba por su mente a mas no poder.

The Owl House: Que la luz no se extingaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora