Crónicas de una madre (V)

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(Esto es un qué hubiese pasado si la prueba de la aceptación continuase. Disfruten )

Kushigo abrió los ojos. En lugar de encontrarse en el espacio en blanco con la yama, se encontraba en un pasadizo. Estaba rodeado de paredes de color crema. Había una única puerta delante suyo. 

<<¿Aun no acabé?>>

Esta puerta carecía de manija. En su lugar, se mantenía cerrada por una bisagra en la parte inferior en el eje donde giraba esta. El parpariano sin dudarlo se acercó a la misma y, de repente, sintió un olor... Muy agradable.

<<¿Estofado?>>

No era un estofado común. Durante sus últimos años, Kushigo preparaba estofados mientras estaba en la casa. A pesar de ser uno de los platos más sencillos y rápidos de preparar, le salían deliciosos y le gustaban tanto a él como a su hermano. Sin embargo, este estofado era distinto. Emanaba un olor que luego de un tiempo desistió en emular. Tenía un olor que intentó alcanzar hasta que se decidió en no hacerlo y emanar un olor propio. Lo único que separaba sus estofados del que estaba probablemente detrás de la puerta era ese dichoso olor.

Un nudo se le formó en la garganta. Si desistió en tratar de alcanzar ese dichoso olor era debido a un simple ser.

<<Mamá>>

Yacia varios años que Kuro, su madre, se había sacrificado en Equestria. Fue uno de los momentos más amargos de la vida de Kushigo. 

Este olor...

...

Kushigo abrió la puerta de golpe, provocando que incluso se descolgase. Delante suyo, había una sala de estar, con una mesa para 6 en el medio. Habían únicamente dos platos servidos, uno frente al otro en la parte larga de la mesa. Como era de esperarse, estos platos tenían arroz, frejoles y estofado de pollo encima.

Una parpariana blanca se asomó rápidamente por una de las puertas, con un rostro ligeramente alarmado.

Ambos seres cruzaron miradas durante cinco segundos, hasta que Kuro agachó sus patas traseras y alzó las delanteras.

-Hijo - dijo esta con una sonrisa

Kushigo no respondió. Simplemente corrió para responderle el abrazo que ella le propuso. Varias lágrimas se derramaron por parte de ambos durante un gran y largo rato. El tiempo, al igual que en el cuarto anterior, funcionaba distinto, por lo que a kushigo no le importó estar ahí, abrazado con su mamá.

Para cuando Kushigo se calmó, se dio cuenta de que seguía en la prueba que le encargó la yama. Kuro le había separado ya el abrazo hace poco.

<<Actúa tal y como tienes que hacer>>

-Mamá... - Kushigo miraba a la ser delante suyo.

-Eiki ya me contó todo - Kuro respondió - Yo soy... el paso final de la prueba.

-El... paso final? -kushigo se asustó ante esto.

-Sí, la última parte de la prueba de la Aceptación - respondió su madre - "Actúa tal y como tienes que hacer", ¿no?

-Sí...

Su madre sonrió.

-Para tu suerte, no tendrás que volver a experimentar mi sacrificio - dijo Kuro - En su lugar, ¡Te cociné un estofado y podremos almorzar después de años!

Dicho esto, Kuro jaló a Kushigo y lo abrazó con fuerza.

-¡Has crecido mucho Kushigo! - dijo esta con emoción - Me enteré lo que hiciste en Párparo, que fuiste rey por un día, de tu trabajo de guardia, de tus aventuras en gensokyo.

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