Emily abre los ojos. Es tarde, puede ver el oscuro cielo negro desde la ventana de su cuarto.
Por algún motivo esta noche no han encendido las farolas de la calle, aunque ella no le da mucha importancia a ese pequeño detalle. Se revuelve un poco en su cama y estira el brazo para coger el despertador.
Le da al botón "Light" y un pequeño foco proveniente del interior del despertador alumbra la hora que este tiene puesta.
«1:27 am», lee en su cabeza. Es tarde, muy tarde, como ella imaginaba. Deja el despertador donde estaba y enciende el foco de su mesilla.Se incorpora como puede y con la mirada perdida se queda mirando a su habitación. Unos cuantos libros tirados por el suelo, el estuche abierto y dos bolis desperdigados por la alfombra central del cuarto. Había estado estudiando toda la tarde para el examen final, el de la asignatura que más detestaba, y por consiguiente, su asignatura más difícil para estudiar. Es la única materia que tiene suspensa si no aprueba este examen, las demás, las tiene aprobadas con notables y sobresalientes.
Es una buena estudiante, desde infantil, pero sociales la vence, por sus enormes textos y por ser extremadamente aburrida. Ni siquiera ha preparado la mochila y tampoco se ha lavado los dientes. Estaba tan cansada que cayó redonda en la cama y se quedó dormida. Aunque tiene la opción de hacer la mochila por la mañana decide hacerla en ese momento para no tener que perder tiempo al levantarse.Al terminar la coloca apoyada al lado de la puerta y sale en dirección al baño para lavarse los dientes.
«Ojalá que mañana no hubiera instituto, ojalá que no existieran las sociales, ojalá que no existieran los puñeteros examenes, ojalá que todo se fuera a la mierda», piensa mientras se enjuaga.
Emily no es una chica emo, tampoco gótica y no suele tener pensamientos malos, ella es una chica de 13 años normal, con una vida buena y normal, pero todo lo relacionado con el instituto y el estudio lo detesta. Tampoco es que sea una desobediente ni una mala persona, pero hay veces en las que le gustaría olvidarse de todos sus problemas jugando a sus videojuegos favoritos, sobre todo, a los de zombies.Sale del baño y sin hacer el mínimo ruido, entra otra vez a su habitación. Su madre ya está dormida y no le gustaría despertarla, y tampoco le gustaría hacer que su padre se percatase de su presencia, ya que él sigue abajo viendo alguno de sus partidos de futbol que tanto le gustan.
Antes de meterse a la cama coge el primer peluche que sus manos tocan, y de un salto, se sumerge bajo las cálidas sábanas, y, por fin, se queda dormida.
Es extraño, está dormida, pero tiene una rara sensación. Siente un calor inmenso que poco a poco se va apoderando de su cuerpo.
No está soñando, solo, está durmiendo. A continuación escucha gritos y fuertes ruidos, pero no son los típicos gritos de las pesadillas, ya que esos se terminan en cuanto te despiertas, pero estos, estos no cesan. Tiene miedo, aunque sabe que solamente está soñando, claro, solo es eso, por supuesto, solo es un sueño, un maldito sueño.