Capítulo 5 Sofia

166 8 1
                                    

SOFIA

Tocar en el Skylark era como tocar en el sótano de una casita surrealista. Todoo el lugar estaba pintado de rojo oscuro. Las suaves luces de discoteca formaban patrones en los pisos sin terminar y las tuberias serpenteaban por los techos negros. Lucía y yo juntamos nuestras propinas para comprarle un amplificador usado que no sonara como una total mierda. Habíamos tocado en Petey's, y de
Petey's nos recogióel gerente de Les RAV: uno de sus teloneros se había retirado y necesitaban un reemplazo de última hora.

Estábamos en nuestra penútima canción, nuestra canción más nueva, la primera que había escrito para el álbum, y no quería que terminara nunca. Mamá estaba aqui. Estaba sentada en la parte de atrás, con cara seria y su bolso apretado en su regazo, pero estaba aquí.

En mi quinta Navidad, mamá me compró un pequeño teclado Casio de plastico y no podía dejar de tocarlo. Después de un año de decirme que me callara y que le dolía la cabeza, habia convertido su cuarto de costura en un cuarto de música para mi. Mis grandes cuerdas vocales deben haber sido del lado de la familia de mi padre, sea cual sea el euroclan del que provengan. Todo lo que sabía es que creció en Lowa, tenia pecas y cabello castaño como yo, y se enamoró de Marisol Salazar en la fila para pagar en la Biblioteca Publica de San Juan. Más allá de eso, hay un muro en mamá que no puedo cruzar. Y créeme, he preguntado, engatusado, interrogado.

Lucía arrancó, casi inaudiblemente, y la multitud gritó como si hubiera terminado, pero en el fondo del silencio volvimos a disparar: "Dame demasiado, dame demasiado, dame demasiado"

Me alejé del micrófono y salté el escenario. Las luces se sentían más brillantes, dividiendo mi visión. Miré a Lucía de reojo. Vaya, murmuré. Estaba sonriendo más grande de lo que había sonreido en meses.

Entonces lo bueno se volvió demasiado
bueno. Mis entrañas saltaron, advirtiéndome. Sentí que mi piel se
erizaba con escalofrios.

Pero en todo caso, las luces se sentían demasiado calientes. No deberia haber habido escalofríos. "Me das demasiado", canté para el coro, "No te lo pedi, /Eres lo suficientemente pesado, / No te lo pedi, / Tengo huesos grandes, /Lo haré" "Jugaré contigo por eso"

Toqué el acorde D, esperé el tresillo de
Toby. Lucía cambió de nota y yo estaba
alli con ella en un ligero retraso, como un eco, con las palabras que había escrito en la parte trasera de un recibo durante una noche lenta.

Mientras las últimas notas se desvanecían, cai exhausta. Apenas podía presionar las teclas.

Mierda. No había comido nada más que
un sándwich desde el almuerzo. Tal vez
eso era. Tenía la intención de comprar
algo en el camino mientras venía, pero
me vi atrapada tratando de colocar el
amplificador y las llaves en el asiento
trasero del Subaru.

"Gracias," clamé, con el pecho agitado. Me alejé del micrófono y agarré la muñeca de Lucía. "Vuelvo enseguida."

Lucía tragó saliva y se acercó al micrófono a mi lado. "Tenemos Albumes a la venta en Merch! gracias a Les RAV por tenernos hoy...

Llegó el pánico. La oscuridad rodeó mis
ojos cuando abandoné el escenario,
aferrándome a todo lo que pude para
mantenerme estable cuando encontré la puerta que daba a la sala verde.

"Estás bien?" La voz de Toby sonó detrás de mi.

No respondí. Mis piernas comenzarona
fallar, así que me arrodillé, demasiado
fuerte, haciendome moretones.

"Whoa, whoa, whoa". Lo escuché
acercarse y me tomó de los hombros.
"¿Estás bien?"

"No me siento bien, T", traté de decir,
tratando de articular las palabras. Me
arrastré hacia la pared.

purple hearts| Dofia|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora