Mark ama entrar a su oficina y ver los pequeños postres con su fruta favorita, que alguien deja ahí antes de que el llegué. Donghyuck es solo su asistente que entra siempre con su café a tiempo para admirar los brillantes ojos de su jefe por los pos...
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Mark esperaba a Donghyuck fuera de la casa de Jeno y Renjun, mentiría si dijera que no estaba nervioso por lo que estaba a punto de pasar, no dejaba de pensar en posibles desenlaces negativos, sólo logrando alterarse más.
Todo en su mente se disipó al ver al menor, tan hermoso como siempre, vistiendo ese asombroso traje que se ajustaba a su cuerpo tan exquisitamente.
─ Hola Hyuck, luces asombroso.
─ Hola, gracias Mark, tu también luces muy bien.
─ ¿Nos vamos?
Subieron al auto, Mark abriendo antes la puerta para Donghyuck, y partieron a su destino en un silencio cómodo. El castaño, con el paso del tiempo, se dió cuenta de que estaban saliendo de la ciudad y no entendía que hacían viajando en esa dirección.
─ Mark, ¿puedes decirme a dónde vamos? Por favor.
─ Lo siento Hyuck, pero es una sorpresa, no hace falta mucho para llegar.
Pararon cerca de un bosque y Mark apagó el auto, se bajó sin decir nada y se dirigió al lado del acompañante para abrirle la puerta a Donghyuck, extendiendo su mano para ayudarlo a salir.
─ ¿Dónde estamos?
─ Quería hacer algo más que solo una cena en un restaurante lleno de personas hablando y cenando a nuestro alrededor. Debes seguir el camino.
Señalo frente a ellos, su corazón latio muy fuerte al ver el camino de pétalos y pequeñas luces, Mark tomó su mano dejando que lo guiará. Podría sentir un leve temblor en la mano del otro y eso lo volvía ansioso, sobre todo porque el camino parecía no tener fin y él ya quería ver lo que Lee había planeado.
Finalmente llegaron al lugar, y podría jurar que de no ser porque el rubio que estaba detrás de él, pudo haber caído hacia atrás de la impresión.
Frente a él había una hermosa cascada aún iluminada por el sol que ya se ocultaba, su agua era impresionante, cristalina y hermosa, algo digno de admirar. Pero eso no era todo, frente a la cascada había una mesa con un mantel blanco y cubiertos sobre ella, además de dos sillas a sus extremos. Habían luces, como las del camino, alumbrado sobre la mesa, y al rededor podía distinguir muchos tipos de flores, que se notaban propias del lugar.
─ ¿Que es todo esto? Está hermoso.
─ Bueno, tal vez yo quería una cita contigo y solo se me ocurrió decirte que era por el lanzamiento, pero quería hacer algo más especial que eso.
─ ¿Una cita? Mark, esto es asombroso, me fascina.
Mark puede dar fe de que nunca había visto los ojos de Donghyuck brillar tanto como en ese momento admirando lo que había frente a ellos.
─ Creo que lo mejor es que nos sentemos, aún queda mucho por delante.
Acomodó la silla para Donghyuck antes de traer la comida y sentarse frente a él. Sirvió una porción de lasaña en cada plato y luego un poco de vino sin alcohol en sus copas, ya que el mejor aún debía seguir tomando su medicamento.
