Amarga despedida

29 5 33
                                    

Me quedo en sus brazos por unos momentos y lo aprieto con fuerza aprovechando cada minuto que me queda a su lado mientras me pregunto porque no puedo quedarme aquí por siempre si soy tan feliz. Y es que en este instante solo quisiera poder detener el tiempo para que estos besos duren eternamente pero lamentablemente eso no será posible porque por más bien que me sienta a su lado, debo hacerme la idea de que todo debe terminar. Me alejaré de su amor a pesar de haber luchado tanto pero no es porque sea una cobarde. No me importa si voy a la cárcel por amarlo a él, lo que sí me dolería es que se eche la culpa por ello y por eso renuncio a él. No sería capaz de soportar su dolor al ver que por su amor estoy encerrada en unos barrotes de hierro. Por qué por más que le dije que no, él siempre siguió insistiendo. Y es que como le haces entender a un chico como él, que por seguir amándolo aceptaría cualquier condena gustosamente porque a su lado fue que conocí lo que era vivir en el paraíso. Antes de él pensaba que el amor era un sentimiento efímero y agotable pero ahora me doy cuenta que pensaba todo eso porque la persona que estaba a mi lado no me amaba realmente. Querido Adonis sé que al dejarte sentirás un vacío cegador, pero luego lo verás todo claro cuando consigas a la chica con la que sí te quedarás. Una a la que podrá amar libremente sin que el mundo se oponga. Pronuncio esas palabras para mis adentros y luego le doy un beso en la frente mirándolo con ojos de tristeza. Él se queda viendo sin entender nada, ¿por qué mientras estamos en su cama abrazados parezco despedirme de él? —No quisiera que esto terminara...—susurro con tristeza mientras acaricio su cabello. 

—Es que no va a terminar nunca, por lo menos de mi parte...—me dice mirándome profundamente con esos ojos de esmeralda. —Yo siempre te voy a amar aunque el mundo se oponga—luego me da un suave beso en los labios.

—Lo sé y eso es lo que más me molesta—me quejo. —Que no importa cuan dura sea contigo o cuanto te hiera para que te alejes, siempre te quedas...—"haces que todo sea más difícil para mí. Porque si me sigues insistiendo ya nunca podré soltarte". 

—Porque sé que no lo sientes de verdad y que esas palabras hirientes son producto de tus miedos, pero no es realmente lo que sientes dentro de ti. Por es eso insisto y por eso me quedo...

—¿Cómo sabes que esas palabras que te he dicho no son sinceras? ¿Cómo puedes estar tan seguro de que eso no es lo que realmente siento?

—Porque puedo verlo en tus ojos mi hermosa Freya. Tu alma es tan transparente que puedo ver a través de ella fácilmente, es por eso que lo sé—entonces entiendo que mientras pueda seguir mirándome a los ojos nunca va a creer nada de lo que le diga por más hiriente que sea. Creo que lo mejor será que me vaya sin decir ninguna palabra, agarrar mis maletas e irme corriendo antes de que Adonis note que me he ido. Después de la intensa charla tan llena de emociones, mi tierno pecado finalmente se queda dormido y yo me quedo mirándolo profundamente para grabarme cada centímetro de su cuerpo. Me quedo viéndolo como si fuera la pintura más bella que he visto, alguna de esas creadas por el mismo Van Gogh y me lamento internamente porque pronto tendré que soltarlo. Acaricio su cabello y le doy un beso en la frente con mucho cuidado para no despertarlo de su sueño. 

—Yo siempre te voy a amar porque tú me enseñaste lo que era el paraíso—susurro en su oído. Antes de que se despierte tomo una de mis maletas y coloco mis pocas pertenencias en ellas tratando de no hacer nada de ruido. Cuando abro la puerta para salir, escucho una voz que me detiene pero no es la de Adonis. 

—¿Entonces eso es todo? ¿Te vas huyendo en la noche como una cobarde, después de todo lo que Adonis ha arriesgado para estar contigo?—me reclama Igor.

—Yo también he arriesgado mucho—le contesto. —Él no es el único que ha dejado la piel desgarrada en el camino por esta relación.

—Si tanto has dejado en el camino por él, ¿por qué irte ahora sin decir nada?—me pregunta con mucha razón. 

Los miedos de Freya [[Editando]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora