IX- Medusa (GongYi Xiao, Shen QingQiu)

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A veces la vida bajo el mar no era muy emocionante, a veces solo tenía que cuidar grupos de peces o buscar peces gato. Tareas de la cotidianidad. 

En ese momento tenía que atender precisamente una de esas tareas. 

La misión era sencilla: Lleva a la medusa dorada a las cuevas de "Las lágrimas de sirena".

Anotado. 

Shen QingQiu salió a las afueras dónde se encontraba flotando aquél ser pequeño y gelatinoso. A pesar de solo parecía una burbuja traslucida de color amarillo, y de abajo podía ver sus tentáculos era una especie bastante simpática. Podía jurar que a lo lejos lucía completamente cabizbajo. 

Adorable. Una medusa triste. 

En su cómico interior se acercó llamando la atención del invertebrado. 

—¡Ey! Medusa —llamó acercándose con cuidado de no asustarla. 

La medusa no se inmutó, solo flotaba. 

—Bueno...yo soy el maestro Shen QingQiu y seré tu escolta—dijo nervioso, ahora que lo pensaba era un poco incómoda la situación. 

Sin decir nada, solo Shen QingQiu asumió que le había entendido a sus palabras y empezó a nadar hacía la dirección correspondiente. La amarillenta gelatina flotante le siguió. Shen Qingqiu pensó que sería incómodo no decir nada por alguna razón, así que a veces platicaba. Después de todo, estaba solo...él y la medusa. No es cómo que la criatura fuera ir a contarle sus palabras al mundo. Ni boca tenía. 

—Sabes, yo solía ser humano antes. Pero un día estaba comiendo un filete de pescado...—dijo en un tono suave y melancólico, el camino se hacía cada vez más aburrido y aún faltaba tiempo para llegar a su destino. La medusa por supuesto no dijo nada, no podía hablar. — Pero no le quité bien las espinas y me atoré, pensé que había muerto pero cuando desperté era mitad pez....Qué cosas, ¿No?

Silencio. 

—¿y tú? ¿tienes algún secreto, pequeña medusa? 

Silencio.

—Por supuesto.

Suspiró aburrido. Lo bueno es que después de un rato finalmente llegaron. Shen QingQiu se aseguró de que no hubiera peligros mortales para la pequeña criatura, sería una tragedia. Ingresaron a la cueva con cuidado, había una estructura rocosa en forma de sirena al final del camino, Shen Qingqiu miró a su acampante. 

—Anda ve—dijo sonriendo. Realmente no sabía por qué ocupaba los poderes curativos de las lágrimas mágicas de sirena pero, tampoco es como si fuera experto en medusas. Sabía más de bestias del abismo. 

La medusa nadó lentamente, esperó un momento y de los ojos de piedra de la sirena salieron gotas azules y luminosas. La medusa se dejó bañar por aquella magia. Shen QingQiu observó aún más atento cuando una luz empezó a iluminar toda la cueva en un rayo amarillo resplandeciente. 

Parpadeó un par de veces, y cuando la luz se disipó encontró a un tritón de cola amarilla, sus escamas rebotan la luz en un tono dorado cautivador. Parecía un guerrero. 

Shen QingQiu tartamudeó. —¿eres un tritón todo este tiempo? ¿Por qué nadie me lo dijo?

El tritón dio una sonrisa simplona y se le acercó.—Muchas gracias por su ayuda, maestro Shen. —dijo mientras hacia una reverencia poniendo nervioso al mayor. —Prometo no contar sus secretos. 

Shen QingQiu se sonrojó. Estaba avergonzado. —No...No es nada. 

—Llámame GongYi Xiao, maestro Shen. 

Este solo asintió aun perplejo. 

—Maestro Shen—le llamó aún sonriente meneando su cola en un ritmo amable. 

—¿Si?—Shen QingQiu estaba incómodo, nota mental: no asumir cosas de los demás. Había revelado sus orígenes. Sí que era tonto. 

—¿Me llevaría a conocer el mundo humano? Siempre he querido verlo. Aunque sea desde las orillas. 

Primero lo vio con atención, después parpadeó y por último sonrió sutilmente. —Por supuesto, este maestro te enseñará la superficie. 

GongYi Xiao estaba satisfecho. 


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