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El sonido de sus tacones fue el único que se lograba percibir en la habitación. Lograba hacer eco hasta el campo de tiro donde aquel castaño se encontraba practicando su puntería. Hizo caso omiso al sonido ya que solía haber soldados y demás pasando por ahí, nadie iba con él.

— Tensa un poco más los músculos — sugirió recargando su cuerpo de costado al umbral de la puerta —. Si aflojas el agarre, los disparos no serán preciosos y sólo vas a desperdiciar balas y estarás en total desventaja — bajó su arma, llevó la mirada hacia atrás encontrándose con la mirada juguetona de la ojiverde.

— Gracias por el consejo — acomodó el arma en su lugar para caminar hasta ella —. En 5 años has cambiado demasiado.

— Hemos cambiado demasiado. Tú ya no eres ese niño de 11 años al que me gustaba molestar — rió bajo por su mismo comentario. Él negó mientras ponía los ojos en blanco —. Has trabajado arduamente para ser Guerrero.

— Sí. Después de que el idiota de Reiner se quedara con el Acorazado, no tuve otro remedio más que ser Guerrero a otra forma. Así como tú.

— Bueno, si sabes que desde pequeña me han enseñado el uso de las armas, ¿No?

— Lo sé, lo sé — suspiró —. Por cierto, ¿Qué te trajo aquí tan pronto?

— Ahmm... Todo fue un desastre en la Isla... — respondió nerviosa —. Vamos.

— ¿A dónde? — preguntó mientras la miraba alejarse.

— A cenar. Yo invito.

— ¿Entonces si te gusto? — cuestionó con diversión. La castaña lo miró con burla.

— ¡Ja! ¿Qué?

— Me invitas a cenar, invitas la cena, eso dice mucho. Sabía que en estos 5 años me habías extrañado, pero no sabía cuánto.

— ¿Yo? ¿Extrañar a un idiota como tú? — le propinó un buen puñetazo en el abdomen cuando se paró al lado de ella. Cayó de rodillas mientras se cubría la zona golpeada con sus brazos —. No me quitas ni el sueño, Porco.

— ¿Era... Necesario... El golpe?

— Sí. Lo que sí extrañaba era golpearte — comenzó su andar de nueva cuenta —. Vamos antes de que me arrepienta.

— Idiota — susurró molesto.

— ¿Qué?

— No, ya voy, Ava.

En medio de la cena en aquel elegante restaurante, surgió el tema de los 5 años pasados en la Isla Paradis. La Isla de los demonios, como aún suele llamarla Galliard.
Confesó lo sucedido con su hermano de la manera más blanda posible y que no se alterara tanto, qué hicieron en esos 5 años, cómo fue que perdieron a Annie y cómo descubrieron quiénes eran los portadores del Titán de Ataque y del Titán Mandíbula, aquel que había heredado su hermano a la edad de 12 años.

— También...

— ¿Aún hay más?

— Encontré a mi hermana en ese lugar — dijo con una voz muy alegre. Su voz lo expresaba, más no su rostro y eso siempre le ha costado —. Quise quedarme por ella, pero... Ella misma lo pidió. Juró no decir nada a nadie a menos que sea necesario.

— ¿Le diste información vital?

— No — respondió —. Sólo quise desmentir algunas cosas de las que ellos sabían. Nada más.

Permanecieron en un profundo silencio por algunos segundos, mandando su vista a los platos vacíos de comida o a sus ojos que solían estar inquietos.

— Si estás enterada en que vas a heredar al Titán Martillo, ¿No? — rompió el hielo con dicha pregunta, Ava asintió.

Love Dive; Porco GalliardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora