Capítulo 1

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Las lágrimas de Saturno

Estuve pensando sobre qué escribir ahora que te has ido.
Después de unos días me di cuenta que no debía hacerlo sobre alguna tonta historia de amor en la que los protagonistas viven juntos y son felices para siempre.
Porque, tú sabes que nada de eso es verdad.
Que lo nuestro fue la triste historia de amor más bonita jamás contada .
Que nosotros somos los únicos que sabemos que nos volveremos a encontrar .
Aunque claramente tendré que ser yo la que dé el primer paso.
Y sé que las flores están esperando tu regreso en el centro de aquella mesa vieja de madera.
La cocina extraña nuestras risas mientras saco esas galletas calcinadas del interior del horno.
Las canciones han sido de gran compañía desde entonces, suelo escuchar la que te prometí que bailaríamos juntos el día de nuestra boda, cuando estuviésemos siendo la envidia de todos y sólo siendo nosotros dos.
Solos tú y yo.
Tú y yo escapándonos de la lluvia mientras reímos ante las lágrimas transparentes que hoy recorren mis mejillas.
Supongo que las nubes sabían el destino que tendrían nuestros corazones.
Y odio esto.
Odio que el hilo rojo haya sido cortado, que nuestros meñiques ya no estén entrelazados, porque hay veces que me pregunto si alguna vez estuvieron unidos.
Duele tanto no escuchar tu risa nerviosa ni ver cómo tus labios forman una delicada sonrisa cuando tomo tu mano.
Y desearía poder escribirte una canción en la que mi amor sea el compositor y tu corazón mi única musa.
Quizás en otra vida.
En la que tú serás el capitán de un gran barco navegando entre las olas de la melancolía , y yo una sirena que sólo puede verte tras una pared opaca que nos impide poder tocarnos.Siendo esta vez el mar, testigo de nuestro encuentro y dueño de la pesadilla .
Y simplemente no hay palabras que puedan expresar todo el vacío que siento al pensar qué tal vez , estás en busca de otra sirena que te ha atraído con su falso canto.
No la oigas por favor.
Tápate los oídos y no la escuches.
Quiere quitarnos todo nuestro amor y hacerlo suyo.
Pero ahora quién soy yo para decirte nada.
¿Qué es lo que fui en verdad?
¿En algún momento llegaste a amarme?
Y ahora simplemente soy una tonta chica que te escribe encantadores relatos con protagonistas que se parecen a ti y a mí.
Para poder mentirme a mí misma y hacerme creer que tú no te has ido.
Que te has quedado a mi lado como siempre me prometiste .
Mírame, las lágrimas que provienen de las Lunas de Saturno son mi única compañía.
Son las que me mercen en las noches más oscuras cuando extraño el roce de nuestras manos.
Lo peor de todo es que te sigo queriendo...y quizás ese sea el problema.

Diario de un Corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora