Capítulo 2

25 1 1
                                    

He vuelto a pensar en ti.

He tomado el móvil en cuanto he notado que el Sol salía y lo he encendido, con la esperanza de que fueses capaz de haberme escrito.
Pero no lo has hecho.
No había nada.
Leo nuestros últimos mensajes, revisando si pude haber hecho algo mal.
Pero no encuentro nada .
Absolutamente nada.
Sólo tus excusas en cada una de nuestras conversaciones.
Y me desespero, lloro y tengo ganas de gritar porque no te entiendo.
No entiendo nada de esto.
Pero tengo rabia, añoranza , anhelo por lo que tuvimos en algún momento.
Estoy tan confundida que me encuentro en un mar oscuro, lejos de la orilla, pérdida en una barca a la deriva.
Te fuiste sin haber sido capaz de despedirte, de darme una explicación lógica de por qué lo dejamos.
Si tanto dices quererme...¿Por qué no supimos arreglarlo?
Eres un cobarde.
Tienes miedo.
Pero no te culpo.
Yo también lo tengo.
No veo ningún futuro.
No veo una sonrisa en mi cara.
No me veo con nadie más que no seas tú.
La tormenta con lágrimas desorbitadas cae sobre la barca, haciendo que una gran ola quiera tumbarme y ahogarme en lo profundo del mar.
Y créeme que no me importaría si eso llegase a pasar.
Lo entendería.
Y a veces me consuela pensar que eres la persona adecuada pero es el tiempo el que no ayuda.
El que no nos ayudó.
¿Crees que fue el tiempo el que nunca creyó en nosotros?
Y si fuese así, ¿culpar a algo llegaría a solucionar nuestra discusión?
Creo que la única culpable fui yo.
Culpable por seguir queriéndote aún sabiendo que esto nunca va a volver a ser lo de antes.

Dime que vas a volver por favor.

Dime qué volverás a traer esos narcisos contigo.

Diario de un Corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora