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Cuando logramos capturarlos, y que los heridos fueran atendidos, seguimos nuestro camino de nuevo a la UA.

— Puedes retirarte Akira, ve con tu hermana, si es posible, acompaña a alguno de sus compañeros.

— Entendido – hablé un poco con el detective, dijo que pronto nos empezaríamos a mover, asique no veía problema en ello – Ibara, vamos a casa.

— Si – miró a sus demás compañeros – nos vemos.

— Podemos acompañarlos, a algunos.

— ¿De verdad? – asentí y se acercó a ellos, cuando regresó emprendimos nuestro camino – algunos deben tomar el tren.

— Entonces iremos a la estación, cuando se vayan los que viven cerca podremos acompañarlos.

— Muchas gracias señorita Shiozaki – miré al chico peliblanco.

— No es nada.

El camino fue tranquilo, llegamos en la noche a casa, pero nada de que preocuparnos. Claro que, por ello, suspendieron las clases, asique pasaron algunos días, por mi parte, mi local de comida estaba puesto, tenía la suerte de manejarme muy bien sola, y tener preparado con anticipación algunos platillos del menú, la campanilla volvió a sonar, era algo tarde, asique serían de los últimos clientes, cuando me fijé, era el mismo chico con el que choqué.

— Buenas tardes, bienvenido, ¿puedo ayudarlo en algo? – el al reconocerme me dio la espalda y se pegó a la puerta, mientras susurraba, es una papa, reí un poco tomé su mano llevándolo a una mesa algo alejada, pero que estaba junto a la ventana – aquí estarás bien, ¿quieres el especial de la casa? – el sólo asintió, y me retiré a prepararlo, un poco de tempura, con la salsa de soya suave y fuerte, al gusto del cliente, cuando se lo deje me retiré a seguir atendiendo a los demás, cuando pareció no haber nadie sin atender, me dirigí a lavar los platos, eran muchos, pero adoraba esta modernidad de ahora, hasta que escuché el pitido, asique volví a salir - ¿sí?

— ¿Cu-cuánto es? – miré al chico y sonreí, asiqué le entregué un pequeño recibo mientras me entregaba el dinero – e-estaba, de-delicioso.

— Muchas gracias, vuelva pronto – lo vi irse algo sonrojado y sonreí más, continué con mi labor.

Había pasado algunos días desde aquello, vino un par de veces más, pidiendo lo mismo, el especial de la casa, cada día lo hacía diferente, asique estaba bien, hasta que llegó mi hermana, había salido temprano, me ayudó en la cocina y a llevar los platos, como compensación le hice su platillo favorito.

— Estuvo delicioso – ahora me hablaba sin tartamudear, era un avance.

— Gracias – le entregué el recibo mientras me daba el dinero – vuelve pronto – lo vi irse.

— ¿Un cliente regular? – miré a mi hermana junto a mí.

— Si, ha venido varias veces, es de la UA, debe ser tu sempai.

— Creo que he escuchado algo de él, es algo famoso – la vi divagar un poco, pero pronto su rostro mostró otra expresión – hermana, ¿podrías ayudarme a entrenar?

— Claro, ¿qué se acerca?

— El festival deportivo.

— ¿Ya? Ha pasado mucho tiempo desde el mío, de acuerdo, ¿Cuánto tiempo tienes? – comencé a escribir el nuevo horario que haría.

— Una semana.

— Es muy poco tiempo, de acuerdo, será por la tarde, ¿te parece?

La semana pasó enseguida, estaba feliz, ese día no abriría el local, incluso el director Nezu me pidió ayudar con la seguridad, asique acepte, cuando llegué, vi a varias personas, me encontré con Mt Lady, Kamui y Death Arms, cuidaríamos entre los cuatro la seguridad de una zona.

Cobarde Infiel - Tamaki AmajikiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora