Prólogo.

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Año 1385.

En el Paraíso.


El ángel femenino se encontraba sentada en una nube esponjosa, la que se encuentra lo suficientemente cerca de la tierra. Ciertos ángeles no tenían permitido salir del cielo para bajar a la tierra; sólo lo hacían cuando los mandaban a cumplir una misión o cuando ellos tenían un asunto con mucho peso. Ella no podía, simplemente por el hecho de que ya estaba fichada por los arcángeles de mayor rango cuando cometió un acto de rebeldía al intentar escaparse del cielo.

Ella odiaba ser ángel. Odiaba aquella vida de estrictas reglas qué cumplir.

Ella quería ser libre.

Quería ser humana.

**

Un arcángel de alas negras se acercó hasta el ángel femenino, notándola bastante tranquila sentada en aquella nube, en una noche llena de neblina gris. La fría brisa hacía volar los negros cabellos de la chica; a pesar de que ella no podía sentir físicamente, se estremeció... pero no por el viento, sino al sentir la presencia de aquel arcángel detrás de ella. El arcángel se acercó hasta la chica, apoyó su mano en su hombro y se agachó a su lado.

—Ni siquiera lo intentes —le dijo el arcángel con calma. Ella volteó su cabeza y lo miró, bufando.

—Odio esta vida —se quejó la fémina.

—Lo sé, no es perfecta —se sentó a su lado—, pero es nuestra vida y te la tienes que aguantar.

Minutos de silencio.

La fémina estaba perdiendo la paciencia.

Apoyó sus manos en la nube esponjosa y arrancó un puñado, tirándolas al vacío.

—Quiero ser humana —el arcángel río. Ella lo miró, con sus cejas alzadas—. ¡No te rías! Hablo en serio.

—Me haces reír, Angela —la fémina rueda sus ojos.

—Se supone que nacemos y elegimos lo que queremos ser, ¿no? —el otro suspira.

—Eso es lo que pasa en el mundo de los humanos. Aquí, naces ángel y eres ángel. Punto. No puedes cambiar eso —ella gruñe y se levanta de la esponjosa nube gris.

—¡Estoy harta de esta vida! Quiero conocer la tierra. Quiero conocer la vida que hay allí abajo, sus costumbres, su cultura, ¡todo! —hizo una pausa—. ¡Quiero ser humana! —el arcángel se levanta rápidamente de donde estaba y la enfrenta a la fémina.

—¡Baja la voz! ¡Los demás pueden escucharte!

—¡Que escuchen todo lo que quieran! ¡Quiero que sepan que odio esta vida, que...! —el arcángel tapa su boca con su palma, tomándola por la nuca con su otra mano.

—Estás. Cometiendo. Un. Gran. Error. —ella apartó su mano con furia y echó una vista hacia abajo, haciéndole entender al arcángel sus intenciones.

—Lo siento, Jev. Es mi vida y yo decido qué hacer con ella.

Se acercó al borde de la nube y se arrojó de ella, atravesando varias otras pequeñas nubes esponjosas. El viento golpeaba su rostro de una manera tan violenta, pero ella no podía sentirlo. La fémina caía del cielo a una velocidad supersónica, y podía escuchar los gritos de aquel arcángel que acababa de acompañarla, exigiéndole que vuelva, pero ella ya se encontraba respirando el olor a tierra y mar.

Aterrizó sobre sus pies en la tierra con un golpe seco y violento, aunque ella no sintió el impacto. Miró a sus alrededores, luego hacia arriba, al cielo. Se encontraba a varios metros, o mejor dicho kilómetros, bajo el paraíso. Volvió su vista hacia sus alrededores, y sonrío con todas sus ganas, suspirando; por fin ha logrado hacer lo que hace tiempo ha querido hacer.

Angel or Demon. [Hush, Hush 5]. «FANFICTION».Donde viven las historias. Descúbrelo ahora