Capítulo 4

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Estaba volviendo a Coldwater luego de estar tres días en casa de Vee. La verdad es que eso me ayudó muchísimo a distraerme del tema ese de la chica, de la cual Patch todavía no me ha dado noticias. El esposo de Vee es un señor con todas las letras: muy atento, muy caballeroso, muy amable, muy bromista (que de seguro lo aprendió de Vee), se preocupó por mis necesidades y, sobre todo, por las de Vee, etc. La verdad, que me la pasé muy bien en mi corta pasantía por Inglaterra.

Pero tenía que volver, y no sólo porque tengo la universidad (y también porque Patch me ha mandado docenas de mensajes de texto diciéndome que me extrañaba mucho), sino porque tengo que averiguar lo de esa chica lo más pronto posible. Sé que las diferencias entre ángeles caídos y Nephilim terminó desde aquella atroz guerra, pero como líder de los Nephilim (sí, todavía lo sigo siendo) es mi obligación saber qué ángel caído anda rondando por la Tierra y qué puede estar tramando.

Porque no confío en los ángeles caídos.

Excepto Patch.

Tomé mis maletas, bajé del avión entre toda la multitud de gente que también estaba loca por respirar aire fresco, y le envié un mensaje de texto a Patch, haciéndole saber que ya he llegado. Un minuto después, me llegó un mensaje de él en modo de respuesta.

"Estoy esperándote desde hace una hora, Ángel. Creí que jamás llegarías."

Sonreí, aferré mis manos a mis maletas y comencé a caminar por el interior del aeropuerto, mirando a mis alrededores a ver si encontraba a Patch en algún lado. Entonces puse en aletra mi sexto sentido, ya que eso normalmente funciona cuando necesito encontrar a Patch en algún lugar lleno de gente. Al igual que cuando fui a visitar a Vee tres días atrás.

En fin, mi sexto sentido estaba en alerta. Todos eran humanos, excepto por, obviamente, Patch, que ya logré localizarlo, estando a unos considerables diez metros lejos de mí, en donde ya logró encontrarme y ya se estaba encaminando hacia mí. Chocando entre todas las personas que estaban, o esperando o saliendo de un vuelo, medio caminé y medio corrí hasta Patch, y cuando estuvimos lo suficientemente cerca, lo envolví bien fuerte entre mis brazos, al igual que él a mí. Me hizo girar entre sus brazos, y comenzó a besarme en los labios apasionadamente.

«Te he extrañado mucho, Ángel», dijo a mi mente. «Tres días sin ti es como una eternidad para mí».

«Lo mismo digo», dije a su mente. «En parte agradecí porque el tiempo pasara lento, así tenía tiempo para estar con Vee, pero a la vez extrañaba estar a tu lado».

Patch sonrió en mis labios, y luego de un último beso más, nos encaminamos hacia su auto y condujo hasta nuestro departamento. Al ingresar las puertas, me desplomé en el sofá, mis piernas separadas y mis brazos estirados a mis costados, suspirando profundamente. Patch entró después de mí, y se detuvo en su lugar al verme así, toda despatarrada en el sofá, y me lanzó una mirada perversa.

—Al verte de esa manera me dan ganas de hacerte cosas. —dijo, devorándome con la mirada.

Lo miré, atrevidamente.

—¿Ah, sí? ¿Qué tipo de cosas?

—Cosas para nada inocentes.

Sonreí. Me acomodé en mi lugar, y Patch se sentó a mi lado, y antes de darme tiempo para preguntarle lo de la chica, me devoró los labios en un beso, haciéndome estremecer desde la punta de los dedos de mis pies hasta mi cuero cabelludo. Patch metió sus suaves y ardientes manos debajo de la tela de mi camisa, acariciando con fuerza, de arriba abajo, mi torso. El fuego lamía en mi interior en donde Patch me acariciaba, el deseo apoderándose de nosotros de una manera peligrosa, como si hubiera pasado siglos que no nos tocábamos de la manera en que nos tocamos ahora mismo; Patch acariciando mi torso y yo masajeando su pecho, pasando mis manos debajo de su camiseta negra.

Angel or Demon. [Hush, Hush 5]. «FANFICTION».Donde viven las historias. Descúbrelo ahora