Jaula abierta

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—¡Naruto! Se te hará tarde, apresúrate— era la voz de su padre, estaba fuera del cuarto del menor.

—No quiero ir a la practica— respondió desde dentro de su habitación negándose a abrir la puerta o salir.

—¡Tienes un minuto para salir, si no tirare la puerta y no la volverás a ver!— sabia que su padre era capaz de hacer lo que dijo, así que decidió salir de su habitación con su dobok puesto.

—¿Por qué a Deidara no lo obligas a ir también?— pregunto con un puchero, al fin y al cabo tenia solo 8 años, y nunca vio a su hermano ir a clases extras de ningún tipo.

—El ya es un caso perdido Naruto, no importa tu hermano, vamos.

Naruto creció teniendo que entrenar toda su vida en cualquier estilo de pelea, su favorita termino siendo el box, sin embargo, nunca entendió porque él si debía de entrenar pero su hermano no, porque su padre se empeñaba mas en que se volviera fuerte.

—Todo el dinero que has gozado toda tu vida es gracias a esta tradición, la única forma de gobernar un país sin que nadie lo sepa es esta— padre e hijo estaban hablando, en tal vez la conversación mas difícil que pudieran tener, no por el padre, si no por el hijo, era el momento decisivo donde se sabia si el hijo seguiría con la tradición o morirá.

—¿Eres amo de mi madre?— había enojo e incredulidad en la voz del rubio menor.

—Nació después que yo.

—¿Deidara sigue en su internado? 

—Esta con Itachi — ambos no separaban la mirada del otro, prácticamente no parpadeaban.

—A los 25 años empezare a vivir con Sasuke ¿Él lo sabe?— 

—No, es decisión tuya si quieres que se entere o no, se lo dices tu, que le diga Fugaku o Mikoto, Deidara lo supo por mi,a petición de Itachi. Sasuke te pertenece desde ahora por así decirlo, lo que ocurra ya es decisión solo tuya.

—Iré a entrenar entonces.

Hasta cierto punto quería golpear a su padre, sabia que no lograría nada, en ese momento muchas cosas cobraron sentido.

Simplemente salio corriendo de su casa, corrió para poder llegar a un lugar solitario, corrió hasta que sus piernas ardieron, su respiración era rápida, pero no se detenía, su pecho ardía con cada respiro pero no podía parar, corrió como si no pudiera hacer algo mas, simplemente no quería parar.

Recordó todas esas veces que su madre y padre salían de viaje, donde su padre regresaba al día siguiente y su madre hasta tres días después, recordó que muchas veces veía a su madre con moretones, recordó como su padre trataba a Deidara y los golpes que solía darle, recordó como lo obligo a ser alguien con un físico inscribible, como lo obligo a entrenar sin parar. Llego hasta un bosque, no sabia cuanto tiempo había corrido solo cayó sobre sus rodilla y se apoyo en sus manos para poder controlar su respiración, sospechaba que algo había ocurrido en su familia, sabia que no todo era tan normal, la imagen de su padre como un hombre amable era falsa, cuando su respiración se normalizo sus lagrimas empezaron a caer, tal vez de tristeza, tal vez de coraje, pero algo era seguro, de su impotencia que sintió en ese momento.

Aun llorando tomo con fuerza la tierra debajo de sus manos y la aventó gritando, tratando de que su desesperación se desvaneciera, se quedo ahí por hora gritando y llorando sin saber que hacer.

Cuando pudo guardar la calma y había oscurecido y decidió regresar a casa, tenía miedo de todo, tenía miedo de regresar pero no podía hacer otra cosa, en cuanto pudo tomo un autobús que lo dejaba a 5 cuadras de su casa, en todo el trayecto pensó en como salvar a Sasuke.

Un día

—¿Mamá no comerá con nosotros?— pregunto el rubio menor a su padre.

—Se que creaste un vinculo con tu madre, sin embargo, no tengo porque seguir fingiendo algo no es, comerá con los demás en la cocina— dijo con una seriedad absoluta mientras empezaba a comer.

—No quiero que Sasuke se entere, sera un secreto en el cual nunca saldrá de la hacienda donde ahora esta Deidara si se me permite.

—Así sera entonces.

Desde ese día su madre jamas volvió a comer con él en el comedor, solo era su padre y él, empezó a escuchar gritos de su madre, a Minato ya no le importaba guardar el secreto ante su hijo, ya no le importaba si su hijo escuchaba lo que le hacia a Kushina.

Al siguiente día ignoro a Sasuke, ante todo el shock no podía dirigirle la palabra y se forzó a si mismo a seguir como si todo fuera igual ante los ojos de los demás, ese mismo día empezó a recolectar toda la información posible de su familia y las familias que llevaban esa tradición.

Un día en busca de que había ocurrido con Obito y Karin se encontró con Sakura, estos en una que otra platica se hicieron amigos, ganando la confianza de la pelirosa, fue ella la cual le contó que había ocurrido con sigo misma y el como se salvo de ser esclava, el como Obito y Karin fueron asesinados, el trato que hicieron Itachi y Deidara de no dañar a Karin y Deidara y por ultimo, la razón del porque Itachi rompió su trato con Itachi.

A este punto tenía que hacer que Itachi recapacitara para poder escapar los cuatro y Sakura, pero, había cometido dos errores hasta ese punto, no decirle a Sasuke lo que ocurría y decirle a Fugaku el asco que sentía por esa tradición.

Los meses pasaron y tenia contemplado demasiadas cosas, pero había cometido dos errores, no decirle que pasaría a Sasuke y decirle a Fugaku el asco que sentía.

El trato de dos familiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora