Victoria y los demás estaban al final de una gran avenida plagada de magos y magas del Escuadrón Mariposa de alas verdes. A juzgar por la amplitud de la calle, los cuidados jardines y los imponentes edificios, estaba convencida de que se encontraban en uno de los barrios más ricos de la ciudad, incluso en el mundo de los magos se podía sentir la diferencia entre las clases humildes y acomodadas.
— No os mováis de aquí — ordenó Zoe. Máximo, pase lo que pase, no te entrometas.
— Vale — asintió. Así lo haré.
Cuando Zoe se giró y comenzó a caminar, atravesando la densa masa de "mariposas" apelotonadas en medio de la calle, Máximo le dedicó una mirada a Victoria, dándole a entender que no se quedaría de brazos cruzados en el caso de que algo saliera mal.
Rodeando la entrada de un grandioso edificio se encontraban los soldados de alas de color esmeralda, liderados por un sujeto delgado, más bien raquítico, de pelo dorado y canoso, su rostro decorado con unas gafas enormes y redondas le daban un aspecto de bibliotecario. Enfrente de él se hallaba una mujer madura de cabellos plateados y vestía unas prendas de seda muy finas, además, lucía un ostentoso collar igual de brillante que sus pendientes y los anillos de sus dedos. A pesar de dar la impresión de ser una mujer serena, su rostro mostraba desesperación y angustia, las lágrimas estaban a punto de brotar de sus ojos, pero la elegante dama trataba de no perder la compostura.
— Por favor, esto no es necesario — dijo la mujer.
— Señora Voro, cumplimos con nuestro deber — recitó el hombrecillo repelente. ¿Sabe quién soy yo?
— Sí, es usted el secretario de la señora Macra Embers.
— ¡No! — exclamó enfurecido. Soy Segon Osees, el segundo al mando de Girenda y mano derecha de Macra Embers, no soy el secretario de nadie, es más, estoy aquí en calidad de representante para escoltar a su hijo hasta la fortaleza, sólo porque se trata de una de las familias más influyentes de la ciudad, puro protocolo. Pero, no olviden cuál es su lugar cuando se dirigen a mí, así que no me haga perder mi valioso tiempo y dígale a su hijo que se entregue.
— ¡Mi hijo no tiene por qué ir a ningún sitio!
— ¿Cómo se atreve?
— Sabe controlar su poder perfectamente.
— Eso me trae sin cuidado, las normas son claras y cristalinas — respondió, acomodándose las gafas. Todos los Dahecrux deben estar seguros tras los muros de Girenda para la protección de todos y de sí mismos. Ni siquiera su envidiable posición social puede librarle de cumplir la ley.
— Ya estoy aquí — dijo Zoe en voz baja, casi ni se la podía oír entre los gritos de Segon, el cual tuvo un pequeño sobresalto al verla.
— Por fin, ¿dónde te habías metido?, renacuaja monstruosa. Te dejamos salir de Girenda para que nos ayudes en nuestro trabajo, no para que tardes miles de años en llegar.
— Ya he llegado, ¿podemos acabar con esto rápido? — preguntó Zoe con el ceño fruncido que, junto a la mueca aterradora de su bufanda, parecía que fuese a arrancarle la cabeza de un mordisco en cualquier momento.
— Dinos si el hombre que buscamos está ahí dentro.
Zoe cerró los ojos y comenzó a meditar, como si tratase de escuchar un sonido lejano, se concentró en sus sensaciones y comenzó a detectar impulsos de naturaleza mágica a su alrededor, pero en el interior de la casa, una fuente de energía inusual fluía con fuerza.
— Sí, está dentro del edificio.
— Bien, eso quiere decir que no ha escapado.
— ¿Quién es esta niña? — preguntó la mujer. ¡Déjenos en paz!
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Mariposas de Humo y Fuego
FantasíaVictoria Sol es una joven huérfana de madre sin autoestima que vive una vida marcada por una aburrida rutina, en la que no destaca en nada de lo que hace, y encuentra un propósito en su tímida rebeldía adolescente. Sin embargo, todo cambiará el día...