Uno. El Pilar.

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Los ataques fueron prácticamente inmediatos, a Ban le impresionó la rápida reacción del gobierno galáctico, agradecía mucho el haber sido previsor y que todos los miembros del instituto estuvieran listos para recibir los ataques, gracias a eso no hubo bajas dentro de los habitantes del Instituto.

Sus consejeros y generales habían sugerido no responder el ataque directo, esto para no exponer sus verdaderas fuerzas y sus ubicaciones pues pese a que los ataques fueron brutales, también fueron imprecisos, lo que indicaba que aunque el gobierno tenía información, no era información verídica ni completa.

Aun así sus consejeros evaluaron un tiempo de inactividad, para calmar los ánimos en el gobierno, este tiempo lo usaría Bam para buscar a su equipo élite, con la prisa tocándole la espalda, una de las estrategias que usaron para distraer la atencion fue enviar pequeños grupos armados a las fronteras mas importantes de la galaxia, se realizaron pequeños actos de terrorismo, siempre evitando lastimar a los siviles, pero los ataques fueron suficientes para alejar al gobierno de los centros academicos y de entrenamiento del instituto.  

La estrategia fue suficiente, el gobierno no podía darse el lujo de perder el control de sus fronteras y lógicamente todo el ingreso que entraba por ellas. La búsqueda continuó, Ban jamás imaginó que su equipo de ensueño llegaría por sí mismo y sin esfuerzo.

-Señor tenemos una situación, en el hangar, creo que debería venir en persona- Ban quedó muy sorprendido que la jefa de entradas y salidas del hangar principal, se dirigiera a él con tanta premura, entre sus colaboradores como él les llamaba nunca había puesto limitantes, trataba de ser flexible con sus grandes consejeros y generales así como con sus maestros e incluso quienes sólo trabajan para mantener la limpieza y funcionamiento de las instalaciones, él siempre había sido así y siempre le había funcionado, todos sus colaboradores se sentían agradecidos de trabajar para él, con él y por él, de cierta forma se había convertido en la cara del movimiento, aunque Ban sabía que eso no podía durar.

Sin mediar palabra se dirigió al punto señalado, a Ban se le podía describir como alguien tremendamente humilde y sencillo, nunca tenía consigo guardaespaldas, ni ningun tipo de compañia fija, claro que no era tonto, sabia cuantas personas consideraban su existencia importante para el Instituto y sabia que siempre habia un par de ojos sobre él y cuidando de su salud y bienestar, por lo que su andar siempre era confiado y sin temores.

-¿Qué pasa aquí?Sarabi- otra de las cualidades de Ban era que siempre se aprendía el nombre de quienes trabajaban a su alrededor, lo consideraba muy importante.

-pues que este señor esta aqui pidiendo audiencia contigo, dice ser el hermano del rey pero la verdad yo no le creo nada, por eso no lo dejamos entrar, me pone los pelos de punta que tan fácilmente llegará a nosotros y más aún que sepa quien eres.- Sarabi estaba verdaderamente indignada y Ban creyó que seguramente si no hubiese habido subordinados de ella alrededor, habría agarrado al hombre y lo hubiera sacado a patadas, eso le causó cierta gracia, pero ella tenía razón.

El hombre se ocultaba bajo una gran capucha negra, a pesar que había llegado en nave, se encontraba totalmente empapado, Ban se asomo un poco a la nave y vio fugas por todos lados, de milagro había llegado a la base, al descubrirse la capucha, Ban reconoció al hombre de inmediato, dio un paso atrás dándole espacio, volteo a ver a Sarabi y le dio instrucciones serias.

-Sarabi, trae ropa seca y comida para este hombre de inmediato-

Sarabi quedó impactada, pero conocía a su jefe bien como para saber que no estaba jugando, dio media vuelta y salió corriendo, dio instrucción a todo el personal de mantenerse al margen de la escena que se llevaba a cabo en la entrada del hangar.

-supuse que me reconocerías, a pesar de mi obvia desnutrición y la cantidad enorme de lesiones, en mi cuerpo-

-Príncipe Geko,- dijo Bam con una ligera inclinación, -que hace por estos rumbos y haciendo visitas a seres tan miserables y minúsculos como nosotros- el príncipe captó el sarcasmo, pero no estaba para esas bromas.

-Bantoon, lo que has hecho con estos seres y este instituto es todo menos minúsculo y ahora justamente me veo en la necesidad de acudir a ti y a tu refugio, llevo años bajo los “cuidados”, de mi hermano y como podrás ver ha hecho un buen trabajo,- el príncipe realmente se veía muy mal y si no fuera porque Ban no confiaba en la familia real, pero ni una pizca, hubiera pedido que lo llevaran de inmediato a recibir atención médica, -logre escapar pero seguramente ya están tras de mí y por eso entiendo perfectamente que quieras que me vaya inmediatamente de tus instalaciones y lo haré, pero no si darte antes esto,- el príncipe estiró la mano alcanzando a Ban un pequeño dispositivo de informacion, -haz que tus ingenieros lo descifren, posiblemente sea lo que necesites para lograr el objetivo de este lugar-

Ban tomó el dispositivo, pero no sin tener serias dudas sobre lo que estaba ocurriendo.

-¿pero también viniste a pedir refugio?- cuestionó finalmente Ban, el príncipe sonrió, ya no tenía ni la mitad de sus dientes.

-si, pero no para mi, mi hijo Joon y el hijo del ya fallecido general Min, el nombre del chico creo que es Yogi, fue lo único que logre sacar del búnker, mi esposa la princesa Yoon está muerta al igual que todos mis hijos, ya solo somos Joon y yo, si estos chicos siguen conmigo nos matará a  todos o moriremos de hambre todos.- Ban veía y escuchaba al Príncipe verdaderamente quebrantado y aun así trataba de aparentar emoción, -porfavor, recibe a estos niños, ocultarlos, no dejes que nadie sepa quienes son pierdelos enmedio de tu sistema y mantenerlos con vida, el general era el ultimo amigo que me quedaba y mi hermano amado, el Rey lo mató junto con todo lo más importante para mi, estos dos niños son lo único que queda de mí, no se que necesito decir para que aceptes, pero dímelo y lo haré-.

-no necesita decir nada, aceptaré a los niños y espero que entienda que no puedo aceptarlo a usted, por seguridad de mi gente, pero a ellos los ocultare en medio de mi sistema, puede irse sin preocupaciones-.

El Principe de nuevo sonrío, Sarabi al ver que la conversación había terminado corrió para entregar todo lo que Ban había pedido para apoyar al príncipe en su viaje, el príncipe partió, dejando tras de él a dos pequeños, un pequeño de 4 años llamado Yogi al que Ban apodo como el uno y el pequeño príncipe Joon, el pilar.     

372Donde viven las historias. Descúbrelo ahora