×Al descubierto×

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Dormir en paz es un placer que solo las personas normales sin insomnio pueden tener. Elian no es uno de esos humanos.

El reloj muestra las 5 de la mañana con 43 minutos, al ser domingo no hay razón para la que deba levantarse, el día es más frío de lo normal, Alejandra debe querer matarlo y la noche del sábado ha dejado gente en la calle. La helada noche lo consume de pies a cabeza, los nervios hacen que se arranque los trozos restantes de sus uñas, ya no hay sangre que pueda escurrir de pedazos tan pequeños, no existen uñas para masticar, ya no le queda esperanza a la cual recurrir.

Voltea a observar a sus compañeros temporales de cuarto, Armando no bromeaba con la pijamada, tampoco comprende como pudo convencer a Álvaro para quedarse en la casa de un desconocido.

Trata de sentarse, sin embargo, el colchón provoca un ruido que despierta al extraño. Alza la cabeza de la almohada con duda, Elian lo mira sobre la cama, expectante a sus movimientos. Álvaro aún da miedo, es un extranjero en su mundo, es aterrador para Elian. Álvaro tiene algo que le causa un escalofrío en la columna y no puede evitar sentir que es... espeluznante.

Estuvo desorientado al principio, luego cambia de mueca al recordar que estaba en casa de otro desgraciado.

—¿Qué hora es? —Preguntó en un tono agotado.

<<un cuarto para las 4>> escribió Elian en una libreta.

Puta la wea, ya se me quitó el sueño.

<<Puedes intentar volver a acostarte>>

—No, esa wa ya no sirve, ya me levanté.

No le cuesta ser empático para entender al chico, Elian tampoco es capaz de dormir una vez despierta por la noche, y si lo logra será por mera casualidad o gracias a las gotas de Melisa que su madre le propina en las noches que necesita para dormir una cantidad sana de tiempo bajo cualquier circunstancia.

Elian observa brevemente a Armando, Álvaro baja la mirada a su lado en donde el dormido descansa con su mochila abrazada mientras babea, apenas y se le escuchaba respirar, por lo que dudaba de si realmente sigue vivo o murió en un sueño.

—Creo que me tengo que ir.

Elian abrió los ojos de par en par, ¿Cómo se le ocurre salir de madrugada a la calle? Era muy peligroso. Pero no era quien para decir eso, siempre deseaba que alguien lo mate en sus trayectos de la casa a la escuela por las mañanas mientras sigue oscuro, esa era otra de las razones por las que salía a esas horas.

<<Es peligroso>>

—¿Y qué? Tengo la varita.

Sacó su teléfono del calzoncillo que trae puesto y la agitó en frente de él.

<<Una varita no te salvará, quédate hasta que amanezca, es más seguro para ti>>

Sintió que eran las palabras correctas, a él le gustaría que le dijeran eso, pero como no le importaba a nadie jamás escucharía eso salir de la boca de alguien.

Álvaro se quedó recostado a pensarlo un segundo, no había nadie que estuviera preocupado porque volviera, aunque se apareciera no recibiría más que una paliza de su madre por meramente existir. El hecho de ser un humano de carne y hueso en una casa que lo odia es inconcebible para aquella mujer, pero prefiere eso en lugar de que la asistente social lo lleve a "Esa parte" otra vez.

—¿Cuándo te diste cuenta que eras un desgraciado, Elian?

La pregunta le sorprende, sale de la nada, ¿Por qué preguntar eso? Ni siquiera son amigos, se conocen por mera casualidad, él Admin TOM lo puso en su camino, es extraño.

—Yo lo he sido desde que nací, es una condena, al final mis papás me dejaron solo y por su culpa soy arrojado al final de un pozo culiao to el rato.

Comprende la sensación, él vive con el constante trauma de no saber quién es ni de donde proviene, no conoce porque lo abandonaron en un lugar tan terrible, vive con el remordimiento de ser lo que es: la carga de sus padres; la molestia de Alejandra; y el secreto de La Demonio. Está enterrado en una fosa de mierda sin ayuda para salir.

Al final, según La Demonio ella es la única persona que lo quiere.

La Demonio.

La Demonio.

La Demonio.

LA DEMONIO.

Todo empieza en su nacimiento y termina en La Demonio.

Su desgracia se refleja en su miserable cuerpo sin ningún tipo de protección, no es ni de cerca independiente de quienes le hacen daño, no cree que pueda superar ese dolor, apelar a la voz es inútil cuando su garganta fue sellada hace años y su boca está cocida igual que un muñeco. 

—¿Realmente eso es razón suficiente para tener una varita? Es que igual es como raro, hay gente que la sufre más.

Armando dijo que estaban en su derecho al sufrir, pero todos sufren, aunque quizás depende de la cantidad, cree que está en un punto donde el daño ya es irreversible, donde él es irredimible.

No volvieron a hablar hasta el amanecer, el teléfono de Elian tenía una notificación de El Sitio, fue notificado que su paquete estaba afuera, y el administrador con el en manos. Asustado, se asoma en la ventana a comprobar, en efecto, la misma persona de el día viernes está ahí sosteniendo un lápiz que le permite crear un campo de fuerza a su alrededor, tiene una caja en el otro brazo, es posible que sea la otra varita que mencionó la App durante la noche.

La ansiedad de estar cerca de una mujer regresó, no sabía de donde iba a tomar valor.

/TOM/online

Estoy esperándote, ven por tu regalo, lo ganaste justamente.

El admin lo esperaba, al lado de su nombre estaba un signo de verificación que confirmaba la realidad, el creador de El Sitio en persona fue a dejarle su varita, no una vez, sino que dos. Tomó sus varitas en caso de tener que defenderse y salió, si de casualidad moría lo agradecería, pero si eso no era posible entonces lo vería luego.

Abre la puerta con miedo, de puntas con las pantuflas bien puestas camina hasta la calle, donde le espera el desconocido. Con lentitud se acerca a él, trata de hacer los ejercicios de respiración en un intento de no hiperventilarse, empezó de a poco, pero cree que puede.

TOM levanta la caja acercándola de sorpresa a su pecho, retrocede el susto, sin embargo, la recibe con las manos temblorosas, aunque tenga la varita no significa que esté en condiciones de pelear. El administrador levantó una mano hacia su máscara, ya no comprende que es lo que quiere hacer si ya tiene el paquete en manos.

Mueve un poco la máscara de gas a un lado hasta mostrar parte de su rostro, se bajó la bufanda y se quitó la capucha, ahora entendía porque Álvaro le daba una mala espina.

Después de todo, TOM tiene su cara, más no su peinado ni su estatura, es mucho más alto, tiene el cabello largo hasta los hombros, el cual es desprolijo.

—Felicidades, obtuviste un privilegio que nadie de El Sitio ha tenido. Estate atento a la aplicación, tu vida va a cambiar de formas que solo podrías soñar, Elian.

Con el lápiz en su mano hundió el bolígrafo hasta desaparecer por completo, dejando a un aterrado y confundido Elian en medio de la calle del condominio.

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