Consejo Maestro

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Entro en aquél local de comida rápida un poco nerviosa, sé que mi madre aunque tiene la mente muy abierta aveces puede ser algo dura al dirigirse a mí, aún a mis diecisiete años me causa vergüenza hablar de mi intimidad con mi madre.

Ayer mientras hablábamos por teléfono se me salió el tema, ella al igual que yo en estas ocasiones me ha colgado el móvil, sé que lo mejor será esperar su llamada. Coloco mis audífonos en mi celular y enciendo la radio, canto unas canciones de una emisora local romántica que siempre me hace recordar a Gia, me olvido de todos y grito cada estrofa como si me encontrara en un karaoke, se me escapan las lágrimas por una mezcla de emociones, pena, miedo e intriga. Suena el móvil, es ella.

- Sé que estás en la edad cielo-
- Ujum-
- Ujum dice la vaca- ríe y río con ella, noto en su voz algo de tristeza.
- ¿No preguntas con quién?
- Si no me lo has mencionado tú, debe no haber sido grato el momento y no quiero preguntarte algo que debió salir de ti.
- Ujum -
- ¿El follar te volvió vaca?- vuelven las risas y eso me tranquiliza.

Luego de esa plática seguimos la conversación por whatsapp algo más relajadas.

La ubico entre todas esas mesas y sillones, había escogido una mesa al lado de los juegos infantiles, no sé si fue intencional, mas no hablamos del tema, solo nos sonreimos y mientras comíamos empezó.

- Supongo que te cuidaste
- Mmm, pues no la verdad.
- Bueno, porqué él se cuido ¿cierto?
- ¿Tú te cuidaste la primera vez?
- Yo no, él lo hizo, Yvanna, por amor de Dios ¿Cuántas veces lo hemos hablado?
- Yo sé, es que bueno, fue todo tan rápido, no pensé lo juro
- Ya está entonces que sea lo que Dios quiera y ojalá él sí piense
- ¡Que gran madre eh!
- Ven tonta que ya no quiero comer más chatarra, vamos por unos mojitos mientras me cuentas bien todo ¿te parece?
- Sí vamos te sigo

Mientras me contaba sobre su pareja y todos sus proyectos laborales, hablamos del tema ese, no teníamos un solo tema de conversación, hablamos de papá, de mis abuelos de mi hermano y más.

Mi madre siempre conserva su esencia de 20 años, no hay solución con aquella mujer, jamás la he visto como una madre, creo que ella tampoco como una hija, siempre hemos sido amigas en todo el sentido, mi abuela me crió desde siempre, creo que eso facilitó nuestra relación amical.

Hablamos de sus encuentros sexuales, me explicó porque no sangre en mi encuentro, me despejo de todas mis dudas, nunca nos habíamos reido como ese día hasta donde recordaba, lloramos y de todo un poco.

Desde que mis padres se divorciaron a mis 12 años, he vivido con mamá, pero por cosas de la vida voy algunos meses en casa de papá y en medio de la charla nos invadió la nostalgia de dormir juntas cuando se nos antojaba, comer helado morochas durante películas que nos hacían llorar, siempre hacíamos aquél ritual cuando teníamos alguna desilusión amorosa.

Y de pronto salió aquella frase que si bien la había escuchado tantas veces, en ese momento sí significó mucho.

- Te pido por favor que a partir de hoy te pongas como prioridad ante todo y todos, no dejes que jamás te hagan daño, si tú no te proteges, nadie lo hará; cada uno siempre busca su bienestar antes que el de los otros.

Supongo que aquello me ha marcado de por vida y doy gracias a ello, porque aunque me cueste reconocerlo soy muy sensible y me jamás me pongo como prioridad, pero esto es lo que hará la diferencia en mí y lo tengo claro.

Mis impulsosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora