Abriendo los ojos

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Muchas veces en el transcurso de nuestra vida creemos haber encontrado un motivo para seguir adelante con nuestros proyectos, pero no es así. Cuando la realidad nos toca nuevamente y los problemas nos aprietan por dentro, explota nuestra razón. Pues bien, eso sucedió conmigo. Trato de culpar a los mojitos con mamá y a los porros que consumí camino a casa, por la decisión que he tomado.

La vía en mi mano me incómoda, abro los ojos y veo a papá, mamá y Antonio, mi hermano mayor, a los pies de la camilla. Solo estábamos todos juntos en fechas especiales y si estaba todo bien entre ellos días antes. Me sonrieron con lastima, les lanzo una sonrisa de vuelta y con un disculpa que casi no quería salir. Son personas muy ocupadas, yo lo sé, y han venido a verme, puede ser que les haya importado mi situación después de todo no les era tan indiferente, este tipo de muestras de interés no son muy comunes de parte de ellos. Mamá se acerca y pregunta por qué con lágrimas en los ojos, sin poder contestar me quedo dormida por las drogas administradas que me han inyectado.

Despierto una vez más, ya no están, el doctor tomando apuntes en su libreta, me indica que están afuera llenando la ficha que les ha indicado para irme a casa hoy. Una parte de mí se niega, estas drogas legales me mantienen durmiendo y eso me tranquiliza, aún más que las drogas ilegales que consumo día a día en busca de paz.

Veo por la ventana del coche de papá, nadie ha pronunciado palabra alguna desde mi salida de la clínica. Mamá voltea para alcanzarme una botella de agua. Me he percatado que no estamos yendo por ninguna de las rutas que conozco. Se detuvo el auto y me quedo observando aquella infraestructura tan imponente con un jardín amplio al inicio. Es un centro de rehabilitación peculiar, ya imagino cuanto dinero han aportado mis padres para que me reciban acá, supongo que si soy menor de edad no debería estar aquí, pero para mis padres nada es imposible. Entiendo la decisión que han tomado, no me sorprende y tampoco me opongo a esta, en el fondo si no lo hubieran hecho ellos lo hubiera terminado haciendo yo. Retiro mis maletas del vehículo con ayuda de mi hermano previamente alistadas por mis padres e ingreso al centro.

Mis impulsosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora