Nuevos aires

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Subo las escaleras hasta la que será mi habitación, mi familia se quedó abajo, la maleta más pesada la carga un enfermero y las demás las llevo yo.

Hay dos camas de plaza y media y una cómoda de cuatro cajones a lado de cada cama, me hubiera gustado estar al lado de la ventana, pero esa está ocupada aparentemente. Ni me importa con quién compartiré la habitación. Coloco mis pertenencia encima de mi cama y entro al baño que por cierto está muy cerca a mi lado del cuarto.

Debo ir a la oficina del psiquiatra me indica la enfermera que subió también conmigo, al momento de salir recién noto que es todo un pasadizo largo lleno de habitaciones, aquello me intimida un poco, pero sigo.

Entro a la oficina, es como lo imaginaba, llena de títulos en las paredes, mis padres estaban en el sillón grande que estaba a un lado, el doctor me indica que tome asiento frente a él, en la silla que estaba sola, no me agrada la idea, pero obedezco. Hace unas anotaciones y yo solo lo observo, empieza por darme una hoja rosada.
Reglas de convivencia.

1) no celulares, laptops, ni cualquier aparato electrónico traído de afuera, el paciente solo podrá hacer uso de tecnología permitida por el centro, dentro de las horas indicadas a la hora de su ingreso.
2) no podrá mantener relaciones sentimentales, ni con otros pacientes ni con los doctores, eso implica también la prohibición de relaciones sexuales.
3) solo podrá salir del centro previo permiso de su doctor encargado y bajo supervisión si así se indica.
4) no podrá hacer uso de ningún tipo de droga incluido el uso de fármacos.
5) está prohibido el uso de objetos punzo-cortantes.

Es una lista con 20 numerales que no terminaría de leer, así que prosigo a preguntar si solo es esto. Me mira sonríe y dice que al margen de esto, no podré hacer nada que los enfermos me prohíben o que lo haga él, volteo los ojos, no lo creo, toda mi vida he odiado hacer lo que me dicen.

-¿ A que hora podré comer?
- Pues bien, Carmen, la enfermera de chicas de tu piso, te mostrará el comedor para que una vez allí veas lo que comeras cada día de la semana.
- Bien.
- Carmen también te mostrará el rol de actividades de cada semana, como eres la nueva, tu primera semana no te toca el aseo, buenas noticias ¿eh?- me sonríe forzosamente y sigue escribiendo- será cuestión de que te acostumbres.
- Claro, supongo.
- ¿Ya conociste a Paula?
- Supongo que es la chica de mi habitación ¿cierto?
- Sí, tiene 18 y lleva tres meses aquí en esta oportunidad, vuelve cada cinco- ríe -es una gran chica.
- ah, ok.
- Ya te darás cuenta que eres la menor, pero todos son muy amables en realidad, bueno la mayor parte del tiempo lo son.

Luego de despedir a mi familia hago un recorrido con Carmen, todo el lugar es muy bonito, transmite una tranquilidad única, me llevó a conocer su area de sembrado, había bastante gente colocando semillas, regando, cortando y así diferentes actividades. Habían toda clase de plantas, algunas jamás las había visto en mi vida, realmente me encantó, caminaba anonadada, todos me saludaban con una sonrisa, buenos algunos en realidad, otros solo me observaban, había quienes hacían las cosas de mala manera también. Carmen me acercó un paquete pequeño de semillas.

- Tu madre indicó que los tulipanes y los girasoles son lo tuyo.
- ¿Esto de verdad son girasoles?
- pequeña ¿no ves el paquete con la imagen allí? ¿O es que acaso son pinos?- ríe tiernamente y me acaricia el cabello.
- Yo no sé si pueda la verdad, no tengo muchas ganas, no sé
- Oh, no no no, será cuando estés lista, mas adelante, no apresuremos las cosas, ven de todas formas debes ver tu sitio, tu lugar asignado.

Aquél lugar era una espacio de tierra liso, con un cartel blanco que tenía mi nombre escrito con lápiz.

- En esta semana lo que sí harás, será pintar o decorar aquél cartel como tú más gustes.
- ¿Decorar?
- Como tú gustes, si lo que deseas es solo cambiar tu nombre de color es permitido.

Una chica corre hacia mí y me toma por sorpresa, Carmen estalla en risas aplaudiendo.

- Tú debes ser Yvanna ¿cierto? Compartiremos habitación, me alegra tener a alguien de mi edad en el centro y más aún en mi habitación - está euforica, tanto que sin querer levanta demasiado la voz - ¿Ya viste que hay de comer? Las albóndigas no son lo mío, es que bueno soy vegetariana ¿tú también? ¿no? Bueno es una decisión importante que no se puede tomar a la ligera, por eso somos pocos ¿Verdad Carmen? Carmen come chancho todos los días, ya le he dicho que va terminar por parecer uno real jajajajaja
- Ay niña confiansuda- finje molestia, pero esta muy animada
- Carmen me llevo a Yvanna al cuarto para platicar, nos pasas la voz apenas este el almuerzo por favor - me agarra de los hombros y me lleva con ella en medio de preguntas que ella misma responde

Mis impulsosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora