𝙇𝙖 𝙩𝙪𝙡𝙞𝙥𝙚

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El tulipán.

Seungcheol salió de la floristería, rodando los ojos y odiando que su amigo le diera un dolor de cabeza.

Molesto, contestó la llamada de Soonyoung.

—¡Yah! ¿Qué te sucede? Estaba a mitad de algo. Más te vale que sea importante, Kwon.

Caminó un poco más hasta llegar a su auto y abrir la puerta del copiloto, dejando cuidadosamente el arreglo en el asiento.

—¡Choi Seungcheol! ¡No sabes en lo que me metiste! ¿Me enviaste a tu casa antes de que empezara la fiesta? 

—Si, Soon. ¿Tienes problema con eso? –Suprimió su risa al saber lo que probablemente le estaría pasando a Soonyoung, conocía a su familia de primera mano.

Caminó del lado contrario, abrió la puerta y tomó asiento frente al volante, escuchando la trágica historia de su amigo.

—¿Cómo puedes escuchar un reporte entero de investigación infantil sobre cómo hacer pasteles de tierra es de vital importancia para el desarrollo de un niño?

Seungcheol cubrió su boca con su mano, reprimiendo una bastante sonora carcajada. 

Carraspeó y continuó.

—¿Tú eres el más apto para reclamar? ¿No recuerdas cuando estábamos en el jardín de niños y-...

Soonyoung gritó, Seungcheol frunció el ceño y alejó el dispositivo de su oído, aturdido por el estruendo proveniente de su celular.

—¡Hey, hey, hey, hey! Ya cállate, maldito alfa. Me las pagarás cuando llegues.

—Supuse que tal informe te parecería interesante, ¿no? –Bufó y tamborileó sus dedos sobre el volante– ¡¿Para esto me interrumpiste?! Te veo en 15 minutos; escóndete bien, Kwon. Tú me las pagarás. 

Ojalá y los niños te sigan molestando, Soonyoung, pensó.

Y sobra decir que un muy asustado Soonyoung preguntó a los niños en el lugar sobre el mejor escondite, con la mejor sonrisa y entonación, ocultando su miedo y así mismo a dicha amenaza de Choi.

Mientras tanto, Seungcheol arrancó el auto y se encaminó a casa de su madre, viendo de reojo el arreglo sobre el asiento de al lado, y recordando brevemente al omega bonito.

Mientras tanto, Seungcheol arrancó el auto y se encaminó a casa de su madre, viendo de reojo el arreglo sobre el asiento de al lado, y recordando brevemente al omega bonito

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Se retiró cualquier rastro de su uniforme de trabajo, lavó sus manos y rápidamente vistió las prendas formales sobre su cama. Bajó las escaleras y agarró las llaves de la camioneta que estaban sobre la encimera del local. Después, se asomó por el pasillo que conectaba la floristería y su hogar. 

—¡Mamá ya me voy! –Gritó antes de recibir una respuesta. Un rostro se vislumbró por el filo de las escaleras y el sonido de zapatos llegó a sus oídos. Su madre llegó a su lado, apartando algunos cabellos de su frente.

𝗖𝘂𝘁𝗲 𝗙𝗹𝗼𝗿𝗶𝘀𝘁 | 𝑱𝑪 #𝟏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora