∂íα 3 | тσqυєѕ ∂υℓ¢єѕ

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Descuidado y distraído son dos de las cualidades que no entran en la descripción de Bakugo

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Descuidado y distraído son dos de las cualidades que no entran en la descripción de Bakugo. Es astuto, detallista y sumamente minucioso. Definitivamente seria uno de los primeros en notar alguna diferencia a su alrededor sin la necesidad de mencionarlo.

Sin embargo, en esta ocasión, es solo cuando sus ojos comienzan a arder y se aburre de usar su celular, que Bakugo es más consciente de su entorno. Con un suspiro, apaga su celular y lo guarda en su bolsillo; es justo en ese momento que su codo hace contacto con una pierna e inevitablemente, su atención se desvía hacia la chica a su lado.

Es un poco complicado explicar su posición, considerando que está sentada en el respaldo del sofá, dejando caer sus piernas en los cojines y apoyando su espalda quien sabe dónde.

Parece muy entretenida con la paleta de mora en sus labios —a juzgar por el color oscuro—, y muy concentrada con lo que sea que haga en su celular. Bakugo es consciente de la mano en su cabello y también de lo cerquita que Mina está, como si estuviera a solo milímetros fusionarse con él.

En ese mismo momento, Bakugo sube la mirada hasta dar con su rostro. Entrecierra sus ojos y hace un gruñido bajo, intentando expresar lo confundido que está y buscar una respuesta ante el repentino acercamiento.

Mina parece sentir su mirada, así que en un parpadeo ella lo observa con una sonrisa, como si solo lo estuviera saludando. Luego regresa su vista hacia su celular y agita ligeramente la mano que esta enredada en su cabello.

—Ojos de mapache.

—¿Hm mm? —Pregunta a través de la paleta—. ¿Si, Blasty?

—¿Qué demonios haces?

—Oh, ¡gracias por preguntar! —ella exclama, casi dejando caer la paleta mientras se agacha hasta quedar hombro con hombro. Si antes estaba invadiendo su espacio personal, ahora parecía tener complejo de sanguijuela—. Mira, ¿recuerdas la película que vimos el otro día? La que no termine de ver porque... ¿por qué fue? Ah, sí, me quede dormida. Bueno, no la consigo.

Mientras Mina le enseña la categoría de las películas, prácticamente pega el teléfono en el rostro de Bakugo. Por consecuencia, el rubio tiene que cerrar sus ojos y arrugar su nariz para intentar quitar la comezón cuando sus abundantes rizos rosas opacan casi la mitad de su vista.

Ignorando por completo lo suave que se siente el tacto de su hombro contra el suyo y el olor a fruta que desprende su cabello, además de lo moldeable que se siente bajo su tacto, extiende su mano y aparta tanto cabello como puede, al menos lo suficiente como para poder ver la pantalla del celular.

——♦——

La próxima vez que sucede, no es por ser previamente planeado o algo por el estilo. Solo es Bakugo asegurándole —amablemente—, que ella si se puede hacer un delineado, incluso si sus ojos son muy grandes y el color negro puede parecer un poco excesivo.

—Deja de decir estupideces, si puedes —Bakugo le pasa un delineador y destapa uno para él mismo—. Te enseñare un verdadero delineado.

El rubio instruyó con lujo de detalle cada paso. Una vez completo el primer paso, Mina observó con duda la línea extremadamente larga que no parecía encajar en ella. De todas maneras continuo. En algún punto, Bakugo chasqueó la lengua, explicándole los errores que había hecho en una solo una línea.

—¿Qué? ¡No hay nada mal! Esta perfecto —Mina aseguró y ante una mirada desaprobatoria agrego: —Está bien. Bien. Entonces hazlo tú —retó.

Bakugo no perdió tiempo en asentir mientras rodaba sus ojos —como si sus plegarias fueran escuchadas—. Se acercó con el delineador en mano, se acomodó frente a ella y extendió sus manos para apoyarse; sin embargo, antes de continuar se detuvo por un segundo y la miró con el ceño fruncido, en una pregunta.

—¿Puedo...? —apenas murmuró.

Ante un pequeño asentimiento de Mina, se acercó a ella por completo y se acomodó en su lugar. Tomó su mentón entre una de sus manos y en el proceso, ella cerró sus ojos por instinto cuando él acercó un algodón hacia su ojo y limpió con rapidez.

La mirada de Bakugo se desvió de su objetivo por un segundo cuando ella abrió solo un ojo, arrugando su nariz y quedando con una expresión similar a la que se tiene al guiñar. Sonrió satisfecho al terminar en pocos pasos y luego hizo el otro ojo, porque es un masoquista con un gusto particular por ponerse nervioso cada vez que ella le dirige una mirada curiosa.

Terminó sus dos ojos en muy poco tiempo, para su gusto. Antes de separarse por completo, pasó los dedos suavemente por su mejilla y alzó sus cejas cuando admitió: —¿Ves? —Señaló, extendiéndole un espejo—, hace la mirada más filosa.

—¿Filosa? —Mina repitió, más que todo concentrada en admirar el delineado.

—Sí, filosa. Poderosa... —explicó, distraídamente.

Mina asintió de acuerdo, y luego sonrió tentativamente.

—Y sexy.

¡sʜɪɴᴇ! | Bakusquad Ship Week 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora