Capitulo 1.

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  Y un día pasó lo que nadie veía venir, bueno, tal vez los religiosos si.

   Yo iba caminando con humor de perros por la transitada calle de Nueva York, no había podido dormir bien en días por culpa de las estúpidas pesadillas. Aquellas pesadillas que debí de dar más importancia.

  Estaba de camino a una cafetería cerca de mi edificio vistiendo con un simple blue jean oscuro y un suéter de color morado, decidida a comprarme un café muy cargado para estudiar para mis exámenes finales. Me iba a volver loca si no podía pasar la materia de estadística. 

   Luego de forma repentina, cuando estaba a punto de entrar a la cafetería, una brisa fría azotó las calles mientras cientos de pájaros negros cruzaban el cielo. Se me erizó la piel al momento escuchar sus chillidos como si algo no estuviera bien. 

    Vi como el azul claro del cielo de las nueve de la mañana se oscurecía tan rápido como si fuera de noche, pero más tenebroso al verse algo grisáceo y opaco. Todas las personas a mí alrededor; en los autos, autobuses, motocicletas; pararon sus vidas para ver tal rareza, aquella acción hizo que un vehículo fuera chocado en el semáforo y que otros diez fueran sumándose al accidente. Horrorizada vi como un hombre salía volando al chocar con su moto, este cayó de un golpe seco al piso y murió.

  De la conmoción casi paso por alto la luz que apareció entre toda la oscuridad del cielo, pero era tan luminosa que de inmediato se hizo el centro de atención. Hubo solo un segundo de silencio después, no se escuchaba ni siquiera una respiración o los usuales sonidos del trafico. Todo estaba paralizado. Las llamas del fuego creado por el accidente se escuchaban al fondo, casi tímidos como si no estuviera permitido algún sonido.

  Lo primero que rompió tal silencio fue el sonido de un hombre al caerse al piso, catorce más le siguieron. Con los ojos muy abiertos y casi sin poder respirar vi como la señora que estaba frente a mí sus ojos se le llenaban de lagrimas mientras veía hacia la luz y luego lentamente bajaba su mirada hasta que estuve en su campo de visión y me dio una sonrisa esperanzada y que al mismo tiempo era como si algo se hubiera fracturado en ella. Segundos después cayó desplomada al suelo.

   Me acerque dudosa, tragando saliva y vi si tenía pulso. Aparte mi mano como si me hubiera quemado, tan rápido que perdí el equilibrio y termine sentada en el piso. Asustada y en shock solo podía ver el cuerpo de la señora que se hallaba muerta frente a mí.

  Cientos de gritos empezaron a escucharse por todas partes.

  Las personas que no se habían "ido" estaban aterrorizadas, gritando y otras llorando. Nadie sabía lo que pasaba... Hasta que el último cuerpo se desplomo en el piso y lo siguiente que pasó hizo que todo volviera a quedar en silencio. De aquellos cuerpos salieron unas cosas blancas con forma de personas, luminosas y algo borrosas... cosas que, en el momento, no sabía ni entendía lo que eran, pero que me enteraría tiempo después de que aquello eran almas.

   La luz se estaba llevando las almas de los cuerpos de las personas.

  El miedo se apodero de mi sistema en aquel momento al llegar a pensar que yo sería parte de aquellas personas en el piso, pero no fue así. Por lo que me dijeron en algún momento, aquella luz solo se llevo a las almas buenas y puras de este mundo. Ese día murieron casi todos los niños y algunos miles de adultos en todo el planeta, aunque se dice que realmente lo único que murió fueron sus cuerpos.

  El tiempo parecía inmóvil, como si los relojes dejaran de moverse y como si nada envejeciese. Como si fuera una ilusión más en un cuento sin fin.

  El silencio se sintió denso y cargado de emociones en las personas que quedamos; llenos de sorpresa, terror, tristeza, incredulidad y por último miedo, mucho miedo que amenazaba con paralizarnos. Si es que no lo estábamos ya.

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