Capitulo IV:

114 12 1
                                    

Un vasto paisaje.

No era ese viejo mundo lleno de espadas oxidadas con un aire toxico y un suelo estéril.

Se sentía nostálgico, a sus ojos este paramo se sentía rejuvenecido.

El cielo volvía a ser libre de contaminación asomando su color azul, no obstante, todavía se divisaban ciertas zonas llenas de un aire toxico y denso.

Sobre la tierra se imponía un gran manto verde que se perdía en la lejanía, sin embargo todavía se podían observar algunas zonas vacías y enfermas.

Su alma estaba sanando, solo tenia avanzar adelante, pero como hacerlo, jamás encontró felicidad alguna que no fuera ayudando a otros.

Camino a través del mundo, y salvo a tantos como podía con sus manos.

Siempre buscando alguna acción altruista que le diera gozo y felicidad plena.

Había veces que pensaba en rendirse.

No lo haría, demasiado terco para hacerlo, pero él seguía por la promesa que tenia con aquel viejo mago o por culpa.

Entre tantos rostros ninguno le dio la respuesta correcta o la que él quería.

Ninguna podía. Ni siquiera alguna lograría consolarlo.

No eso era mentira. Si hubo personas que alcanzaron a darle una, personas que lo querían mucho, sin embargo, el las abandono.

Illya, su querida hermana lloro sin consuelo, no porque moriría en unos instantes, sabía que los estragos del grial le quitaron muchos años de vida y truncaron su crecimiento.

Lloraba por él, no quería dejarlo solo. Demasiado idiota para cuidarse solo.

Quien estará contigo cuando yo me valla, quien te dirá cuando parar, quien sanará tus heridas, yo no quiero alejarme, no te quiero dejar solo Shirou.

Prométeme, promete que te cuidaras.

No pudo responderle, le dolía en lo más profundo de su corazón.

Shirou idiota.

Taiga, una madre o una hermana, sin definir qué papel tomaría siempre lo apoyo, lloro en su hombro cuando murió Kiritsugu e Illya.

Ella siempre lo esperaría, entendió que estar en Fuyuki lo carcomía por dentro, debía darle su espacio.

¿Estás seguro que quieres dejar la propiedad a mi nombre?, Bueno no importa, siempre guardare la llave, visitare a los 2 por ti cuando no estés.

Tratare de no perder las llaves.

Prométeme, que volverás.

Estar en aquella ciudad solo le provocaba dolor, el solo escapo.

Hasta pronto, Shirou.

Rin, una amiga íntima, alguien que valoraba sus acciones, una fiel confidente y una compañera que estaría para él en las buenas y en las malas o eso creía.

Así que ya te vas.

Trato de todas las formas posibles hacer que el se valore, pero no podía. Tenia miedo, miedo de cada vez que se iba, no se media, no se controlaba, su cuerpo en pocos años se llenó de cicatrices.

No quiero ver cómo te destruyes, como acabas con tu cuerpo poco a poco. No puedo seguir con esto.

Esta bien querer ayudar a otros, esta bien pelear por tus ideales, pero no crees que ya es suficiente.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 23, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Let's try this one more timeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora