Capítulo 3

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Permanece con su boca suspendida sobre la mía, roza mi mejilla con ternura y se aparta. Me deja jadeante y deseosa de más. Se levanta de la cama y veo como retira el preservativo, ni siquiera he sido participe del instante en el que se lo ha colocado, no había pensado en ello. Con la mirada busco mi ropa e intento levantarme, pero él niega.

―Descansa ―Susurra a manera de orden.

Sé que debería marcharme, pero mi cuerpo está agotado, además de que estamos en alguna parte del mar. No puedo ir a ninguna parte, aunque lo quisiera. Pero ¿Entonces que se supone que haremos? Me tumbo de nuevo sobre la almohada y cierro los ojos. Intentando ignorar su mirada sobre mí, porque siento como me observa, aunque no lo vea. Después de unos segundos escucho como se desplaza por la estancia. Pero no abro los ojos. Quizás sea una imprudencia mía, porque podría ser que ya no despierte o que me lleve a otro lado, pero por alguna razón, no parece ese tipo de persona. "¿Qué estas pensado Alexa?" Poco a poco el sueño me reclama y pierdo el sentido.

El canto de las aves y el sonido de las olas, es lo primero que percibo cuando abro los ojos. Me muevo sobre la cama buscando a Suk, pero noto que estoy sola y que no es la cama del hotel, entonces recuerdo donde estoy y que ocurrió anoche. Me incorporó y para mi alivio descubro mi ropa y mis cosas sobre la cabecera de la cama. Me visto de prisa y salgo a cubierta en su búsqueda. Me sorprende descubrir que el abarco se encuentra en el muelle, el cielo está teñido de una tonalidad amarilla que indica que esta próximo el amanecer. ¿Cuánto tiempo he dormido? ¿Por qué no me despertó? ¡Rayos!

― ¿Qué hora es? ―Preguntó en voz alta. Mientras busco mi móvil en mi bolso.

―Las 5 de la mañana ―La voz masculina que se escucha detrás de mí, me toma por sorpresa. Vuelvo la mirada y descubro que es uno de los dos hombres que nos recibieron anoche― Buenos días señorita ―Dice mientras trabaja con unas cuerdas.

―Buenos días ―Respondo confusa. Mientras lo busco alrededor, pero parece que somos los únicos ahí.

―Hay un vehículo esperando por usted en la playa ―Su comentario me resulta extraño. ¿Alguien esperando por mí? ¿Es Suk quien ha venido a recogerme? Claro, debe estar preocupado.

―Gracias ―Digo y bajo rápido de la embarcación.

Prácticamente cruzo la superficie de madera corriendo hasta que alcanzo la orilla, donde descubro un elegante auto y un hombre que mantiene la puerta trasera abierta. Sin duda no tiene nada que ver con Suk, sino con el hombre del casino. Siento decepción ante la imagen que contemplo. ¿No le importa dónde este?

―Tengo ordenes de llevarla a donde guste ―Dice con tono amable el hombre. No debería aceptar que me lleve, pero tengo urgencia por marcharme.

― ¿Adónde quiera? ―Asiente.

―Adelante ―Me hace un gesto con la mano para que suba. Aun dudosa abordó el vehículo y después de darle indicaciones se pone en marcha.

Este sería un viaje por nuestro 3er aniversario de novios, un viaje que Suk ha ganado junto con Darío y sin embargo, todas las ganas que tenía de divertirme y de crear recuerdos juntos se han ido. Lo único que quiero es volver a casa y no regresar jamás a este lugar. No importa como lo vea, Suk me fallo.

―Gracias ―Digo al hombre y bajo rápidamente del auto.

Entro a la recepción del hotel y mientras avanzo por el pasillo busco en mi bolso la llave de la habitación. Respiro antes de insertarla en la cerradura, no quiero verlo y mucho menos hablar con él. Abro lentamente intentando no hacer ruido, aún es temprano, así que espero que aun siga durmiendo. Al entrar, lo primero que detectó es el olor a alcohol que inunda el lugar, hay varias latas de cerveza en el piso y Suk esta tendido sobre la cama, tiene los brazos a los lados. Ha tomado y por color rojo de su rostro parece que ha sido mucho. Suspiro e intento evitar el sentimiento de culpa o los remordimientos por lo que haré.

Mala ApuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora