Mala Apuesta

Capitulo Final

Hace poco más de 5 meses ansié tanto conocer las famosas playas de Cancún. Entre los tantos lugares que las personas podrían desear conocer, yo quería ese. Nunca había visto el mar y cuando Suk me dio la noticia no podía esperar para que la fecha llegara, sin embargo, en poco tiempo las cosas han dado un giro aterrador.

Mi madre ha muerto, Suk es una persona cruel que ha convertido mi vida en una pesadilla. ¿Dónde está el chico de sonrisa ingenua y expresión de niño pequeño? ¿Dónde? No obstante, justo ahora veo la encrucijada en la que el hombre que amo se encuentra. Me duele el corazón, no deseo que sufra.

― ¡James! No hagas esto... ―Ordena Robín con una voz titubeante, no puedo ver su expresión, pero sé que le duele, lo sé, porque he visto cuando le importan estas personas. James niega y se aparta del mueble.  

―Decide, Robín. Ella o nosotros ―Presiona con voz demandante.

―Es la mujer que amo. Deberías entenderlo. Hemos estado juntos mucho tiempo...

―Por eso mismo, no puedo comprender ¿Qué rayos te hizo? ―El sonido de un celular se escucha rompiendo la tensión momentáneamente.

― ¿Si? ―Atiende Robín con voz tensa― ¿Vivian? ― ¿Vivian? ― ¿Qué? No, no. ¿Estás segura? ¡Maldición! Gracias. Si, si lo tengo ―La expresión de James se torna angustiada.

― ¿Qué pasa? ―Inquiere con urgencia.

―Vienen hacia aquí. Alguien les dio el pitazo. Ese maldito viene en camino con los hombres de Montana ― ¿Suk? ¡No! Siento que me quedo sin respiración. ¿Por qué está pasando esto? ¿Acaso nunca nos dejara en paz? ― Hay que avisar a los hombres, que se preparen para enfrentarlo...

―Olvídate de eso ―Lo corta James― Saca a tu mujer de aquí ―Dice con voz segura.

―James...

―Sabes que se la tengo sentenciada a ese idiota por Tobías y por los que murieron en la última misión.

―No, James.

―Es algo que les debo. Yo no tengo nada que perder...

― ¡James!

―No hay tiempo. Vete ―La puerta se abre y muchos hombres entran corriendo a toda prisa.

― ¡Señor! ―Gritan y pasan junto a mí, empujando por completo la puerta de la habitación donde están. Mis ojos se encuentran con los de Robín. No sé qué debería hacer, pero si hemos llegado hasta este punto, no lo dejare― Varios vehículos se acercan.

― ¡Demonios! ―Maldice James― Prepárense todos ―Ordena con un rugido― Es una emboscada. Vamos a darles todo lo que tenemos a esos desgraciados.