Sixth

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Por más que el Omega quisiera detener el tiempo, inevitablemente llegó el viernes, a pesar de seguir molesto con su madre se despidió de ella y le deseo buen viaje

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Por más que el Omega quisiera detener el tiempo, inevitablemente llegó el viernes, a pesar de seguir molesto con su madre se despidió de ella y le deseo buen viaje.

Cuando Gulf salió, la Omega se decidió en que no permitirá que su hijo no cumpla su orden. Tomó la ropa necesaria para la estadía en casa de Mew y la metió a su carro junto a sus propias cosas.

Había llamado al azabache para que le diera la dirección y la esperara en la mañana. Hayi se sorprendió al ver el buen lugar donde el joven vivía, el mismo la esperaba en frente del edificio.

Gracias, Mewie la mujer le acarició la mejilla y se fue después de dejar las cosas de su hijo.

Mientras que en un carro blanco aparcaba frente a la casa del castaño para recogerlo, su celular timbró. Se sorprendió al ver el nombre de Gulf en su pantalla.

-Te vigilo...- fue lo primero que escuchó al descolgar, el Omega fingía una voz tenebrosa.

El menor nunca hubiera podido interpretar el sonido que emitió el Alfa de no estarlo viendo. Ama la sonrisa del pálido.

-¿Me dirás dónde estás?- solo escuchó un 'no'- Entonces me voy.

Y colgó la llamada, arrancó dando vuelta un par de cuadras después de dónde se encontraba. Gulf estaba boquiabierto, lo dejó. Bufó, su molestia regreso pero ahora incluye a su amigo.

Ahogó un grito cuando alguien se aferró un firmeza a sus hombros, estaba a nada de golpear al invasor cuando percibió el peculiar aroma de Bright junto a su risa burlona.

-No te dejaría aquí, cachorro.

El Omega observaba el perfil de Bright, luce tan tranquilo y con su sutil sonrisa.

-¿Qué harás en la tarde?- el sonido de confusión del menor se explicó- Ahora te vas a quedar con el "bad boy", pensé que te gustaría llegar mas tarde.

En ningún momento el pálido despegó la mirada del camino, pero si lo hubiera hecho se hubiera reído más que nunca por la expresión atónita de Gulf.

Por poco se estrellan contra un poste cuando el Omega se arrojó para abrazarlo.

-Oye, cachorro no quiero que tú madre me odie más por dejarte en un hospital después de chocar- se burló.

Las mejillas de Gulf se tiñeron de carmesí y contrastan de una manera perfecta. Rodeo con su brazo al menor para darle el cariño que buscaba.

Apenas el Omega estaba con el rubio olvida todos sus problemas pues nadie le había demostrado el mismo modo de cariño. Nunca se dirigieron la palabra y cuando pasó fue por el simple hecho de que Bright "extrañaba su sonrisa" y, eso es lo más dulce que pudieron hacerle al menor.

Se encaminaron al salón juntos, escuchó un claro gruñido que no pudo darle un remitente. Quien fue ni más ni menos un azabache que miraba molesto la cercanía de ambos.

Celo con el enemigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora