Celo con el enemigo

Fourth

Apenas Gulf entró a la casa su madre le llamó para que le explicara por qué Mew no lo recogió ni lo regresó, en su lugar aquel desconocido que se le hizo demasiado grosero.

–Suppasit– lo llamó por su apellido, nunca lo hizo antes– Dejo de ser el mismo. Ahora es como cualquier Alfa, demasiado prepotente y ególatra.

En ese corto tiempo basto para cambiar la manera en que lo recordaba, gracias a Bright y su manera fría y desinteresada que lleva. Lo ayudó a dejar de sentirse mal por alguien que no lo vale.

–Deberías arreglar las cosas con él, Gulfie, eres el Omega y...

–¡No!, ¡¿Solo por ser el Omega debo disculparme por lo que el me hizo y aceptarlo?!

También Bright hizo que incluso el lobo del Omega comprendiera que no tiene nada que ver la raza con los errores ni nada.

Dicho esto el exasperado castaño subió a su habitación molesto, mientras se preguntaba una y otra vez por qué su madre le quería a pesar de todo lo que el mayor le hizo.

Su lobo llevaba la cabeza gacha y sin querer la primer persona que quiso que lo abrazara o por lo menos lo escuchará fue el Alfa Bright. Rápido lo llamo y se mordía las uñas mientras timbraba.

–Gulf acabamos de vernos...– se quejó apenas contestó, al no recibir ni una queja por su mal modo se preocupó por el pequeño– ¿Cachorro?

Gulf no podía hablar sin que su voz sonará rota y no quería llorar.

–En 5 minutos llegaré, quédate al pendiente porque no voy a timbrar.

Le conmovió que su amigo se preocupe por él a tal grado de ir a buscarlo.

–¿Qué clase de problema tiene con tocar los timbres?– se preguntó Gulf.

Pues recordó que tampoco tocó para entrar a la casa de su primo. Se mantuvo asomado por la ventana hasta que reconoció el Astra blanco que conduce el Alfa.

Bajó con cuidado de no hacer ruido y salió sin que su mamá, que estaba cocinando, se diera cuenta. Apenas divisó la silueta de Bright lo abrazó como si su vida dependiera de ello.

–Ella quiere que me disculpe– susurró, después de decirlo en voz alta se llenó de ira– ¡Quiere que me disculpe cuando él lo provocó!

Gulf alzó tanto la voz que el contrario tuvo que cubrirle la boca con su mano para silenciar el alboroto.

El Omega sentía una clase de vacío ante la falta de importancia que le dió su madre,

–Avísale a tu mamá que vas a venir conmigo– Él menor solo asomó su cabeza dentro de la casa y repitió lo ordenado– Vamos por un helado.

Lo sujeto por la muñeca hasta dejarlo en el asiento de copiloto y después de que subiera tres toques rápidos en la ventana junto a Gulf llamó su atención.

–No irás a ningún lado– dijo la Omega– Vuelve a la casa.

El Omega intercambio una mirada con su amigo, ambos sabían que querían.

–¿Seguro?– cuestionó el Alfa, al cual su lobo le decía que debe obedecer a la señora y dejar al pequeño ahí. Un asentimiento por el menor y arrancó dejando a la indignada Omega detrás.

–Ahora sí que me va a detestar.

A juzgar por su risa y que apagó su móvil no lamentaba nada, mientras que la señora Kanawut maldecía el joven con el que su "bebé" se juntó.

Se detuvieron en frente de la casa de Gun, el menor lo miro confundido pues creyó que irían por un helado.

–Yo no sirvo para ayudar...– Gulf río pues de no ser por él hubiera pedido disculpas al Alfa azabache– Así que pensé que Gun te puede ayudar...

De nuevo entró sin tocar la puerta... ¿Por qué no tiene seguro la puerta? Todos tocan antes de entrar, así que si se abre sin más es obvio que Bright lo visita.

–¿Qué quieres Bright?– dijo el Omega sin mirarlo.

–Quiero que hables con Gulf o viceversa... Yo que sé– se encogió de hombros– Mientras iré por la nieve que le prometí.

Antes de salir los Omegas gritaron su pedido de sabor, ambos se miraron, no saben porque Bright los dejó cuando pudieron ir juntos.

–¿De qué deberíamos hablar?– cuestionó Gun pensativo– Pero primero cuéntame qué le hiciste a Bright, nunca creí que fuera del tipo que se mete en asuntos que no son suyos, ni deja que se metan en los de él.

Gulf recordó lo seco y burlón que fue con él al principio, después bastó solo unos segundos para que lo tratara diferente. En respuesta se encogió de hombros.

–¿Piensa que los Omegas debemos pedir disculpas por algo que otro provocó?

El menor necesitaba la opinión de otro Omega, pues entre él y su madre ese punto está en desacuerdo. Apenas el de piel canela termino de formular la pregunta soltó un muy exagerado bufido.

–¡Claro que no, Gulf!, ese pensamiento es tan retrógrada... ¿A quién le deberías pedir "disculpas"?

El nombrado titubeo un poco antes de elegir contarle de Mew y que su madre quería que le ofreciera una disculpa, incluso le contó cómo se escapó de su casa con el castaño.

–Tengo tanto que decir...– se aclaró la garganta– Con todo respeto tú mamá está loca...

¿Dónde está el respeto en ese comentario?

–¿Enserio qué clase de embrujo le hiciste a Bright?

Ambos rieron por el lo dicho, como si lo hubieran invocado, Vachirawit apareció con el pedido en una bolsa. Gulf ni se inmutó mientas que Gulf se sobresalto por el susto que el castaño abriera la puerta de golpe.

Era relativamente tarde cuando Gulf decidió encender de vuelta su celular, creyó que el aparato explotaría de tantas notificaciones. ¿Alguien que guste asistir al funeral de Gulf?

Pues no pasará de ese día vivo.