Contra la corriente

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Lago Largo: Lago al sur de la Montaña Solitaria y el Valle, en donde desembocaban el río del Bosque y el Running (Celduin). Más conocido por su orilla occidental, el cual albergaba a la Ciudad del Lago (Laketown)

Guerra de la ira/Gran batalla: El conflicto final de las Guerras de Beleriand entre la Hueste del Oeste y las Fuerzas de Morgoth que terminó con Eonwë tomando los dos Silmarils restantes y la expulsión de Morgoth a través de la Puerta de la Noche, más allá de los Muros del Mundo, hacia el Vacio Intemporal. La guerra duró más de cuatro décadas y el choque de fuerza fue tan grande que Beleriand quedó destruida y la mayor parte de esta fue cubierta por el Mar.

...

Elrohir frunció el ceño mientras miraba la espalda de Tibron, a no más de diez yardas frente a él cubierta con una capa oscura, y que en este momento estaba notablemente rígida.

No era que tuviera la sensación de que el hombre los traicionaría. No pensaba eso, no realmente. Sí, existía la posibilidad (después de todo, estaban en Aberon, y Tibron era el hermano de Toran), pero no lo creía. Había sido parte de delegaciones diplomáticas antes y se había vuelto muy hábil para juzgar a otras personas. Junto con las habilidades que había heredado, estaba seguro de que Tibron quería ayudarlos y no intentaría dañarlos de alguna forma.

El problema, sin embargo, era eso. No tenía la sensación de que el hombre buscara generar algún daño y aquello solo podía significar que Tibron había descubierto, o escuchado algo. Y realmente no tenía que intentar usar su don de previsión para averiguar a quiénes estaría conectado todo el asunto.

Elrohir sintió cómo se le atascaba el aire en la garganta. Valar, ¿qué haría si Tibron quisiera decirles que Legolas y Estel estaban muertos?

Llegando a la decisión de que realmente no quería pensar en ello, el gemelo elfo se obligó a concentrarse en lo que estaba sucediendo en ese momento. Aunque tenía la sensación de que Tibron no los traicionaría, estaría condenado si conducía a sus compañeros a una trampa. Ya se había equivocado y no tenía la intención de cometer el mismo error que había cometido unos meses antes al llegar a Baredlen, la ciudad de Girion. Elrohir sintió cómo le rechinaban los dientes ante el mero recuerdo. No necesitaba que le dijeran cómo había terminado aquél asunto.

Con una última mirada al hombre que caminaba por la calle, se giró hacia Isál, haciendo todo lo posible para parecer tan discreto como lo haría alguien que usa una capucha en un día relativamente cálido.
"¿Hay algo?" - preguntó.

Isál no permitió que su mirada dejara de vigilar su entorno mientras negaba con la cabeza. Ni siquiera volteó a mirar a su señor y amigo a los ojos; él tampoco deseaba ser responsable de llevar a sus guerreros a una trampa. Tibron no le agradaba más que el resto de los habitantes de Aberon, sin importar lo que pensaran Elrohir, Estel y el resto, y si hubiera sido por él, nunca habría dejado atrás a sus compañeros.

"Nada" - admitió, sonando bastante disconforme por ese hecho, como si hubiera preferido que uno de sus dos guerreros a quienes se les había permitido acompañarlos hubiera descubierto alguna señal de un posible ataque - "Nadie nos está prestando atención".

Elrohir asintió casi imperceptiblemente; eso era justo lo que había pensado. Las calles todavía estaban relativamente vacías debido a que era de madrugada, la mayoría de las tiendas que podía ver todavía estaban cerradas, y los pocos humanos con los que se encontraban estaban demasiado ocupados como para prestar mucha atención a un grupo de cuatro extraños. Con suerte, nadie se habría dado cuenta de que habían dejado al resto de su grupo para seguir a Tibron. El elfo resopló casi de inmediato. ¿Cuándo fue la última vez en la que un miembro de su familia había tenido tanta suerte?

Un mar de problemas (Libro 06)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora