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La mansión Lehnsherr moría en el frío silencio del invierno. Los sirvientes dormían y la alegría por la unión de los Lehnsherr y los Xavier había amainado luego de ya dos años de matrimonio. En el pequeño estudio del jefe del hogar aún se escuchaba el fuego chisporroteando. Para su fortuna, los lamentos bajos y casi llantos no podían escucharse tras la gran y finamente tallada puerta de madera. –Finjamos nuestra muerte Erik, –Exclamó el joven de ojos azules tomando de la mano al más alto. Con su semblante aún sin ninguna arrugas no aparentaba sus treinta y seis años.– Ya no puedo soportarlo más. Huyamos juntos. – Era una súplica, un último llamado al amor que ambos hombres mantenían en secreto.

–No seas estúpido Charles, –el hombre alto lo miraba como si estuviera loco, quizá lo estaba pero aun así quería eso. –Escúchate por un momento. ¿Qué será de tu hermana si nos vamos, si morimos? –Erik quería gritar que sí, mandar todo al diablo e irse lejos con Charles, su Charles. Con la única persona a la amaba desde el fondo de su corazón. Pero no era lo indicado, qué pasaría con Raven, con el que dirán. Dónde irían dos hombres adultos enamorados, ni en las nuevas tierras eran permitidos tales actos.

Charles desesperado al ver la duda en los ojos de Erik. Lo tomó de los hombros y lo hizo mirarlo. –Raven es una mujer adulta, ya tiene 21 años. –Hubo una pausa entre ambos, Charles deslizó su mano por el brazo de Erik y le dio un suave apretón cuando ambos se tomaron de la mano. –Ella se quedará con tu fortuna y la mía, podrá casarse con Hank. Y tu y yo podremos estar juntos. – Sus ojos brillaban a la par que el fuego de la chimenea. Todo el plan ya estaba en marcha. Solo debía obtener la aprobación de Erik y ambos serían libres.

Erik no pudo ante esos ojos. Siempre fue débil ante Charles. Pero esto iba más allá de la cordura característica de su amado. Ni en sus más locos sueños, y Charles debía tenerlos para poder trabajar como científico, había soñado algo así. Soltó la mano de Charles suavemente y se dirigió a la biblioteca, dándole la espalda. –Disparate tras disparate dices –Si solo hubiera volteado, podría haber visto cómo el corazón de Charle se rompía a pedazos. Pero Charles ahora entendía todo, no era él ni su hermana, era el orgullo del hombre el que estaba en juego. –¿Cómo podría tu hermana, tu única hermana Charles, estar bien si nosotros? Nos criamos juntos, si aun recuerdo cuando lloraba por las noches y se metía en nuestra cama.

El silencio reinó en la oficina. Parecía que ahora toda la casa estaba en concordancia.

–Ya lo sabía– Suspiro Charles intentado ahogar el llanto que amenazaba por salir. Si hubiera sido en otras circunstancias habría corrido a los brazos de Erika pero ahora, ya no era lo mismo. Tomó el saco que estaba sobre la silla y su sombrero que descansaba sobre el perchero. –Ahora entiendo por qué decidiste casarte con ella. –Erik se dio la vuelta horrorizado, solo había escuchado ese tono de voz en Charles una vez, y la situación había sido parecida a esta. –Muy bien señor Lehensherr, sabrá disculpar la hora en la que mi cabeza planteo estas irracionalidades. –Charles se colocó el sombrero bajo la aún atónita mirada de Erik, la cual amenazaba con explotar de ira en cualquier momento. –Me retiraré, no hace falta que me acompañe, conozco bien la salida.

Charles no pudo ni llegar a la puerta antes de ser atrapado por el otro hombre. –Ni lo pienses Charles. Ni pienses en jugar el papel de la victima en esta pelea. –Erik lo dio vuelta y no pudo ver nada en los los tan expresivos de su verdadero amor. –¿Sabes cuanto he de amarte para que me case con una mujer a la que nunca podré amar? ¿Una mujer hermosa que merecía estar con un hombre que la amara tanto como el corazón de ella pueda? –Hubo otra pausa. –Lo hice para estar contigo Charles, para estar contigo y darle una buena vida a mi amiga. Para eso me casé con ella. Debes darte cuenta de tus propias palabras.

Charles no pudo evitarlo más. Las lágrimas cayeron por sus ojos. Charles lo sabia, pero aun así dolía demasiado. En la boda incluso quiso desearle la muerte a su hermana, su única y hermosa hermana. Solamente porque se casaba con el hombre al que él había amado terriblemente. Por dios, si los votos que Raven digo en la boda fueron escritos por él, como muestra del amor infinito hacia Erik. Y en su mente esperaba que las palabras que Erik le dedicaba a la despampanante rubia en vestido lujoso y blanco fueran en realidad para él. Se escondió en el pecho de Erik, sin importarle mojar la camisa blanca con lágrimas y moco. –Erik, no entiendes la frustración que siento al verte por la ventana, paseando con ella por las calles y no conmigo. Riendo con ella y no conmigo. Debes entender las penas de mi corazón, no puedo simplemente ahogar las penas en alcohol cada vez. Porque ella puede no estar enamorada completamente de ti por ahora, aún podrán quedar vestigios de Hank en su corazón, pero ¿Qué pasará cuando ya no haya nada mas de ese amor infantil y puro en ella? ¿Qué pasará cuando quiera un hijo y tu se los des como todo lo que ella pide?

Love was never an option || CherikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora