Prólogo.

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Ojos de gato

"Tenía ojos de gato,
de cristal, de sol,
de luna y amanecer.

Tenía los ojos más bonitos
que he visto con los míos.

Y no eran ni grandes,
ni azules, ni verdes.

Eran simplemente suyos,
por eso me gustaban."


-Autor desconocido





Para los omegas, la perfección no es una elección muchas veces.

Ya de por sí tienen gracia, son amables, simpáticos y dado que el aroma de cada uno es agradable, todos se sienten cómodos a su alrededor.

Pero, para cierto omega castaño, la perfección llegaba a otro nivel. O debía hacerlo.

Después de las pérdidas es lógico que el proceso de duelo sea largo, sobre todo si era alguien a quien amabas mucho.

Aunque, para la alfa Park JiHyo, el duelo era significado de debilidad.

Nunca pensó que sus acciones traería tales consecuencias, no estaba lista para asumirlo.

Mucho menos imaginó todo lo que traería consigo aquella llamada por la madrugada, de un pequeño cachorro de 4 años llorando porque su papá llevaba dos días dormido y por más que le hablara, no abría los ojos.

Cuando llegó a la que había sido su casa, el pequeño no estaba por ningún lado, la policía ni los paramédicos lo habían visto.

Envío a su gente a buscarlo en las calles, pero para ese entonces, el menor ya había sido encontrado por alguien.

Se había desmayado mientras intentaba cubrirse de la nieve y el frío entre unos arbustos en el parque al que lo llevaba su papá a jugar.

Le llamaron para avisar que había sido llevado al hospital y que estaba en condición crítica.

-Entonces...

-Es él.-

Y tener que identificar el cuerpo de su ex en la morgue era algo que no esperaba hacer al menos en mucho tiempo.

Pero ahí estaba, frente a su esposo en una mesa de metal.

-¿De qué murió?

-Aún no lo sabemos, pero... aham... Parece que sufrió depresión un par de meses.

-Como?

-La marca de unión se ve terrible, puede ver que la piel está oscura? Así se ven las marcas cuando un alfa ha roto el lazo de unión sin el consentimiento de la otra parte o cuando no ha vuelto con su familia. Después de eso, es casi seguro que un omega muera de tristeza.

-¿Y... qué pasa cuando tienen cachorros y el omega muere?

-En estos casos, lo más probable es que los hijos sufran el mismo destino si aún conservaban el lazo materno.

-Le agradezco.

-Le llamaremos en cuanto pueda disponer del cuerpo del señor Park para su funeral.

-Si.-

Salió del edificio lo más solemne que pudo, hasta que llegó a su auto.

-¿A donde nos dirigimos, señora?- preguntó el chofer.

-Al hospital.- se puso sus lentes de sol e intentó no sollozar durante el camino.

Jamás pensó que algo así iba a suceder.

Solo iba a ser una separación temporal, necesitaba tiempo para ella, para enforcarse en el trabajo lejos de las quejas de su ahora difunto esposo y del ruido que siempre hacía su cachorro por todos lados.

Pero en el proceso terminó 'enamorandose' de la omega con la que tenía un amorío y entonces ya no hubo vuelta atrás.

No volvió a casa por más que el omega lo llamaba por el vínculo.

Ahora su pequeño estaba en el hospital, desnutrido, deshidratado, con anemia, pulmonía y su único lazo familiar roto.

Y lo peor de todo era que no estaba preparada para hacerse cargo de él, sola, si es que su hijo vivía.

་༘࿐ೢִֶָ


Dos días después...

-Señora, su hijo despertó.

-Gracias.

-Quieres que vaya contigo?

-No. Vete a casa.

-Quiero quedarme.

-Vete.

-JiHyo!

-¿No me escuchaste?

-Dejame entender algo... vas a quedarte con él? Quiero decir, vas a quedartelo?

-¡Es mi hijo! ¿Cómo puedes preguntar eso?

-Puedes llevarlo con algún tío, con sus abuelos... no tiene por que vivir con nosotros, verdad?

-Eres increíble. Mi hijo acaba de perder a su padre y tú quieres que lo envíe lejos?

-Sabes que no me gustan los niños.- y aún menos sabiendo que era de la relación pasada con quien hasta hacía tres meses era su jefe.

Lo odiaba. Los odiaba a ambos, porque sabía que el amor, atención y dinero no serían para ella estando la familia de por medio.

¿Por qué no había muerto igual que su padre?

-No me obligues a ésto, Hana. Porque es mi hijo y siempre estará por sobre cualquiera.

-Qué? ¿Estás terminado conmigo?

-No me dejas opción.

-Te vas a arrepentir.

-Vete, saca tus cosas de la casa y no vuelvas a aparecerte.-

Fue lo último que escuchó de su novia antes de verla entrar en la habitación de hospital donde estaba el hijo.

Que poco le había durado el gusto luego de enviarle aquellas fotos de ambas en sus amoríos al señor Park, para deshacerse de él.

-Hola, cachorro.- parecía un poco desorientado.

Se veía demasiado pálido y delgado. Era piel y huesos.

-Papi...

-Cariño, tu papi... él ya no está.

-¿A dónde fué? No me llevó con él.

-Tu papá está en el cielo, bebé. Él no va a regresar.-

Lo vió hacerse bolita antes de escucharlo llorar.

-No llores, JiMin! Debes ser fuerte, entiendes?

-Mi papi...- Murmuró, cubriéndose los ojos.

La alfa no entendía que era aún muy pequeño como para esconder su dolor.

Y mucho más aún, para ser el niño perfecto que ella quería.










Próximamente!

À travers mes yeux.   ♡KookMin✩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora