Entro en mi edificio. No hay nadie. Me dirijo a mirar el buzón. Lo abro muy despacio y en el interior encuentro tres cartas. Las cojo y cierro con llave. Mientras me dirijo al ascensor leo los nombres de los destinatarios. Dos cartas son para mi madre y una para mi padre. El ascensor se abre y yo entro. Me miro al espejo sin saber que buscar.
-¿Soy guapa?- Susurro mientras arqueo una ceja.
No debería darme importancia esta pregunta. La belleza es lo que está en el interior, o eso dicen. Es muy subjetivo pero parece ser que a mi edad, lo de ser guapa o guapo, es muy importante. Odio a los adolescentes. Me vuelvo a mirar al espejo. Yo soy una adolescente.
La puerta del ascensor se abre y me dirijo a mi casa. Abro la puerta, entro y me vibra el móvil. Tengo un mensaje. Dejo la mochila en el suelo y me tumbo en el sofá. Enciendo el móvil. El mensaje es de Carlos, un amigo del conservatorio. Hablamos mucho por whatsapp. Es uno de mis mejores amigos. Pero hay un problema, yo le gusto. Unas amigas me lo dijeron. Él no sabe que yo lo sé, y quiero que siga siendo un secreto.
El mensaje dice que si quiero que quedemos el viernes por la tarde en el parque. No sé que decirle. El doble check ya está azul. Tengo que contestarle, si no se pensará que soy borde y que no me cae bien. Le contesto diciendole que a lo mejor tengo planes. No estoy segura si debería ir o no. Cuando estoy sola con él me siento incómoda.
De comer hay garbanzos. Los termino rápido y me voy a hacer los deberes. Mañana tengo examen de matemáticas. De todas las asignaturas es la que menos me gusta pero es en la que mejores notas saco. Es raro, lo sé. Me pongo a estudiar. De repente me doy cuenta de que ha pasado una hora. Tengo que irme al conservatorio, pero no me apetece. No quiero encontrarme con Carlos.
Llego puntual y mis amigas ya están allí. Veo a Carlos, que se dirige hacia mí.
-Hola.- Me saluda con la mano.
-Hola.- Le contesto.
-Entonces, ¿tienes planes?
-Puede que sí.- Me invento una excusa rápida, pero espero que se lo crea.- A lo mejor me tengo que quedar más horas en pasantía por la semana de exámenes. Cuando lo sepa ya te avisaré.
-Ah, vale. No pasa nada. Otro día quedamos.
La puerta se abre y entramos todos en clase.
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Te prohibo enamorarte de mí
RomantikSiempre sentí que mi vida era aburrida. No destacaba en clase y tenía mi grupo de amigas. Aún así, me gustaba estar sola, escribiendo o leyendo alguna novela. Pero todo cambió un día. Exactamente un lunes.