The Walking Dead: Hannah Levinson

Cap 16: My Past & A Guilt For Eternity

Dicen que nacer es un milagro. En mi caso, fue un intercambio. Una vida por otra. Mi madre biológica murió al darme a luz, dejando un vacío que nunca pude llenar. Crecí escuchando sus historias a traves de mi hermano, Henry. El decía que tenia una risa suave, que cantaba incluso cuando yo estaba en su vientre. Pero yo no recuerdo nada de ella, solo el eco que dejo atras.

Ese vacio nunca fue reemplazado, ni por mi padre biologico, que apenas sabia ser humano, mucho menos un padre. No paso mucho tiempo antes de que su ira y su odio se convirtiera en el centro de sus vidas. Y luego, esa noche... la noche en el que el odio lo consumio por completo.

Tenia solo cinco años, pero el recuerdo esta grabado en mi piel, tanto como en mi mente. La olla con agua caliente, el ardor en mis ojos y cara, el calor abrasador que me envolvio mientras gritaba y lloraba. Mi rostro ardia, y en medio del dolor, oi su risa sadica diciendo "no mereces tener su rostro tan ballo" mientras Henry me tiraba agua fria en la cara. Pero no fue suficiente. No pudo salvarme, ya no podia ver. tampoco me pudo salvar de lo que vino después.

Nos separaron en el orfanato. Me llevaron lejos de el, de lo unico que conocia. El fue enviado a un lugar del que nunca supe mas, y yo, con mi cara completamente vendada y mi corazon roto, termine en un orfanato lugubre. La soledad era constante hasta que llegaron ellos: los Levinson. una pareja elegante, con sonrisas calidas y promesas de un futuro mejor. Ellos me miraron como si pudiera ser algo mas que una niña rota y marcada. En esa mansion de lujo ellos me dieron una vida que nunca habia imaginado. Me llevaron a los mejores doctores para mis cicatrices y ojos. Devolviendome la vista aunque un poco borrosa y borrando la mayorias de mis cicatrices. Me enseñaron a montar caballo, a disparar, hasta hacer una fogata como si fuera una habilidad esencial de vida, me enseñaron a sobrevivir. Me converti en algo más que la niña que fue quemada por su padre; me convertí en alguien fuerte, alguien que podía defenderse si era necesario. Pero incluso en medio de esos lujos, no podia olvidar a mi hermano. Cada noche pensaba en el, en si tambien habia encontrado una familia, en si alguna vez nos volveriamos a ver.

Diez años pasaro en un abrir y cerrar de ojos, y la perfección de los Levinson se resquebrajo. El divorcio llegó como una tormenta inesperada. Papá se fue a Nueva York, mamá se quedo en Georgia, y yo me converti en un paquete que viajaba entre dos mundos. Nunca me sentí en casa, ni con uno ni con el otro.

Fue durante unos de eso viajes a Georgia cuando todo se desmorono, el verdadero infierno comenzo.El Apocalipsis. Recuerdo el cielo teñido de rojo al anochecer, los gritos en la distancia, y luego el caos.Los muertos caminaban entre nosotros, hambriento, imparables. Pero esta vez no habia un hermano que pudiera salvarme. Mi madre y mi hermano murieron frente a mis ojos. No fue rapido ni misericordioso. Fue mi culpa.

Nunca dejo de escuchar los gritos. El sonido de sus voces desgarrandose mientras yo corria y me escondia. Recuerdo esa ultima mirada que mi madre me dio antes ser comida por ellos. "Corre", me dijo, y corri. Pero no puedo dejar de preguntarme: Y sin no lo hubiera hecho?

A veces me despierto en medio de la noche con las manos temblando, reviviendo aquel momento. Veo sus rostros, siento la sangre salpicando mi piel. Si tan solo no me hubiera quedado atras recogiendo mis cosas cuando mamá y Kit dijeron que teniamos que irnos. Si tan solo hubiese reaccionado mas rápido, tomado mejores decisiones... tal vez estariamos juntos ahora.

Habia aprendido tantas cosas en mi vida, pero nada de eso sirvió cuando realmente importaba. Mi madre confiaba en mi, y la defraude. Kit, con su sonrisa torpe y su mania de protegerme, murió tratando de darme mas tiempo para escapar.

El recuerdo me persigue como una sombra. en cada rincon veo sus rostros. Cuando me detengo a descansar, escucho los pasos arrastrados de los mordedores y los gritos desesperados de esa noche. Cada pequeño error, cada momento de indecision, se siente como un cuchillo girando en mi pecho. Vivo con el peso de sus muertes cada segundo.

Ahora cada vez que me miro en el espejo, mis cicatrices externas apenas visibles, pero mi alma llenas de ellas. Veo a una niña que perdió a su madre al nacer, a su hermano por una quemada, y a su nueva familia por sus propios errores. Vivo con el peso de su sacrificio y con la culpa como compañera constante.