Capítulo 3🪶

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Después de haber compartido su primer beso, Hermione y Severus habían pasado el resto del día acomodados en un sillón junto al fuego en los aposentos privados de él. Se habían besado bastante, la mayor parte de ellos iniciados por Hermione, y habían pasado bastante tiempo sin hablar y mirando fijamente al fuego.

Severus no había sabido realmente qué hacer a continuación. Su instinto le había dicho que arrastrarla a su alcoba y embelesarla en su cama no era lo más adecuado en ese momento. Y como sabía que no debía hacerlo, era lo único en lo que podía pensar. Sus pechos se habían aplastado suavemente contra su pecho cada vez que Hermione se había acercado a besarlo, y el aroma de su pelo le había hecho desear tenerla acurrucada en su regazo durante el resto de su vida. No sería necesario comer ni beber. Tenía todo lo que necesitaba, allí mismo.

La semana posterior al primer beso había sido una exquisita tortura para Hermione

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La semana posterior al primer beso había sido una exquisita tortura para Hermione. Su cabeza había estado llena de pensamientos sobre él, y cuando cerraba los ojos por la noche, el sabor de él había inundado sus sentidos y se había acumulado entre sus piernas con un dolor profundo y palpitante. Pero él no había hecho ningún movimiento para atraerla a la cama, y ella había empezado a dudar de sí misma. Sabía que lo excitaba. La evidencia era clara cada vez que se retiraban a su habitación al final del día y se acostaban en lo que se había convertido en su sillón. A veces, la erección de él se abría paso por los pantalones antes de que la alcanzara y la atrajera hacia sus brazos.

Hermione había empezado a darse más y más placer para aliviar la tensión, y la frustración la había vuelto loca de deseo. El fin de semana parecía la oportunidad ideal para satisfacer las necesidades de ambos, pero él le había dado un beso de buenas noches y le había deseado un buen fin de semana, sin pensar en que pasaran tiempo juntos.

Hermione había pasado el fin de semana en una torturada agonía y había echado de menos a Severus cada minuto.

Y así fue, un cierto lunes por la mañana en las mazmorras, se había propuesto seducir al maestro de Pociones.

Y así fue, un cierto lunes por la mañana en las mazmorras, se había propuesto seducir al maestro de Pociones

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Severus se había reprendido constantemente por no haberle pedido que lo visitara durante ese fin de semana. Lo había tenido en la punta de la lengua, pero sabía que si hubieran tenido horas libres para estar juntos, habría cedido a sus más bajos instintos. Por alguna razón, siempre había querido que este asunto con Hermione, fuera lo que fuera, fuera diferente.

𝐄𝐥 𝐜𝐢𝐞𝐧𝐭𝐢́𝐟𝐢𝐜𝐨 || 𝐒𝐞𝐯𝐦𝐢𝐨𝐧𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora