No es un cuento de hadas.

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Akashi estaba a punto de hacer un conjuro, cuando Furihata lo empujó de improviso. Era porque unos escombros iban a caer encima del hechicero, de hecho, Seijūrō lo tenía previsto, pero no tenía previsto que Kōki se interpondría y que a este le llegarían los pesados escombros. Con su magia aparto los pesados bloques para sacar a Furihata de inmediato de allí, lo cargó en sus brazos y le habló, ignorando a todo el mundo a su alrededor en ese instante.

Furihata nunca respondió a sus palabras, haciendo que algo dentro de si despierte.

Un enorme poder de parte del hechicero detuvo toda la destrucción en un instante. Seijūrō se dirigió a la fuente de destrucción mirando de manera desafiante al gigante y a su compañero, quienes creyeron que podrían contra él, pero Akashi les lanzo un hechizo cortante que lastimo bastante a Murasakibara.

―Váyanse de aquí o lo pasaran muy mal, esto fue solo una advertencia. Créanme que si lo decido ustedes podrían morir con solo un hechizo.

―No quiero. ―Dijo el gigante adolorido por el hechizo que le corto bastante en el brazo. ―A mí no me manda nadie, menos alguien como tú. Voy a aplastarte.

―Atsushi, creo que es mejor que...―Empezó de manera más suave el ciclope, pero el gigante interrumpió.

―¡No, quiero ayudar a Kuro-chin y Mine-chin!

―No sé de quienes hablas, pero te aseguro que por ayudar a esas personas perderás la vida.

Se notaba que el hechicero estaba dispuesto a todo, pero un chico de cabello celeste se interpuso entre el enfrentamiento de ellos.

―Por favor Akashi-kun ¡No lastime a Murasakibara-kun! Yo lo traje aquí, así que, si debe haber un culpable, yo lo seré.

Akashi alzó una ceja, no recordaba bien de donde conocía a ese chico hasta que alguien más apareció.

―¡Kuroko! ¿Qué haces aquí? ―Taiga que había estado despidiéndose de Kise, al regresar vio al joven de cabellos y ojos claros y fue animadamente a saludarlo. ― Hace mucho no tenía noticias sobre ti.

―Ah, es que, la verdad he estado un poco ocupado.

Murasakibara vio al par de jóvenes y sonrió amplio.

―Oooh, Kuro-chin está totalmente sonrojado ¿Está enamorado? ―Bromeo el gigante.

―¡No! ¡Nada que ver! ―Sin embargo, solo lo decía por evitar conflictos con el emperador y hechicero que estaba allí.

Akashi miro de manera seria a los que estaban reunidos, especialmente a uno.

―¿Dónde está Ryōta, Taiga? Se supone que ustedes debían de casarse hoy.

El tigre trago saliva, pero esta vez era momento de hacerle frente a su padre.

―Kise quiso irse y lo dejé, él ama a otra persona y yo...la verdad siempre estuve enamorado de alguien antes del compromiso.

Ya estaba, el joven príncipe lo había soltado, era algo que hacía mucho tiempo se guardó dentro de sí por temor a lo que su padre dijera de él. El hechicero era demasiado temible, incluso para él.

Por su parte Seijūrō suspiró, pero no significaba que estuviese aceptando lo que le decía su hijo.

―Hablaremos calmadamente de esto en casa, por hoy todo se ha terminado.

Hizo un sonido con sus dedos y todo el castillo del reino de los padres de Kise se reconstruyó al instante, hizo otro sonido donde hizo desaparecer a los gigantes y otro donde transportó a Taiga, Kuroko, él mismo y Furihata Kōki.

Por hoy solo quería ver cómo podía recuperar a Furihata Kōki.

  Por hoy solo quería ver cómo podía recuperar a Furihata Kōki

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