El comienzo de la desgracia.

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Antes de leer:

°-Las cursivas son generalmente flash back

°-Kiyoshi Miyaji y Kotarō Hayama son los padres de Kise, acá solo mencionare sus nombres porque quiero conservar el de Kise.

°-Akashi es el padre de Kagami Taiga, no tiene poderes como él, pero es un buen espadachín.

Habiendo aclarado esto adelante.
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En un reino, el cual no voy a mencionar, vivieron una historia de amor un príncipe hermoso y un herrero pervertido y grosero.

El príncipe Ryōta Kise, el joven más atractivo del reino y codiciado por mujeres y hombres, fue criado por sus padres hasta los dieciocho años. Edad en la que debía ir a un nido de dragones, pues se supone que quien sería su prometido lo salvaría de las garras de un dragón, en señal de valentía y de que era digno del príncipe y su reinado.

Sin embargo, no contaban con que el joven rubio, sin querer, se desviase de la ruta. Que se fuera por otros lados teniendo sus propias aventuras y que en su viaje conociera a la persona de la cual se enamoraría profundamente.

Ambos se dieron cuenta de que estaban enamorados a pesar de sus diferencias. Llevados por el deseo y amor que se tenían el uno al otro, decidieron casarse...

...Pero esta historia aún está distante de tener un final feliz.


Un hechicero especialmente poderoso y con apariencia mucho más joven de la que era en realidad, salió de esa especie de sanguinolento portal en donde estuvo dormido por años para fortalecer sus poderes, se levantó de donde estaba y después de un b...

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Un hechicero especialmente poderoso y con apariencia mucho más joven de la que era en realidad, salió de esa especie de sanguinolento portal en donde estuvo dormido por años para fortalecer sus poderes, se levantó de donde estaba y después de un baño purificador se puso su ropa habitual.

Hoy era el día crucial en donde su imperio sería mucho más grande: su primogénito Taiga se comprometería con el hijo de los Kise, aquellos reyes a los cuales habían accedido a ello a cambio de un gran favor que les había cumplido hacia años atrás.

Ellos no podían fallarle.

Miro hacia una de las enormes ventanas de su residencia por el oeste donde estaba aquel otro castillo el cual pronto obtendría para hacer crecer su imperio. No había nadie que interrumpiera sus planes. Fue con su característico paso firme y elegante hasta donde estaba su adivino y subordinado Midorima Shintarō, quien, como siempre, estaba cuidando de las opciones y objetos de aquel lugar, para que estuvieran en perfecto orden. Este tenía como siempre, un objeto en su mano derecha, puesto que decía que ayudaba a que su suerte aumentara, algo que para Akashi era cosa de risa; le parecían absurdas las creencias de este, siendo que aún, a pesar de todos esos objetos de la suerte, seguía siendo un mago menor que él.

Tosió con ligereza para sacarlo de la vista que este tenía en su bola de cristal y del pergamino en el que escribía tan meticulosamente.

— Shintarō, ¿has observado lo que ha sucedido últimamente con mi hijo como te ordene?

Esto no es un cuento de hadas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora