Una suave mano, se puso en contacto con mi piel, un pequeño escalofrió corrió por mi cuerpo, al momento creí que era Emma, tratando de detenerme para que la esperara, pero al voltear me lleve una gran sorpresa...
Mis ojos se deleitaron con semejante belleza, era un chico, un chico que no había visto jamas.
-Espera...- logro decir, mostrándome el pequeño obsequio que me había dado Emma. -Lo estas olvidando.-
Al verlo lo mire extrañada, estaba segura que lo había guardado, supongo que se a deber caído.
-Oh, no lo note..- dije nerviosa, dándome cuenta de que el sujetaba mi mano aun, me puse nerviosa, tratando de no verlo a los ojos.
El al parecer se dio cuenta de que aun sostenía mi mano, sentía su cálido calor que emanaba de ella, un poco sudorosa la mía, no estaba muy acostumbrada de sujetar la mano de alguien, ya que hacia tiempo que no lo hacia, no quería que soltase mi mano, pero lo hizo.
-Disculpa me llamo Thomas, es tu cumpleaños por lo que veo...- Hizo una pequeña pausa, muy incomoda debo decir
-Feliz cumpleaños.- dijo dándome el regalo poniéndolo en mi mano.
-Gracias, me llamo Aria.- sonreí, era esa estúpida sonrisa de cuando te gusta alguien.
-Fue un gusto conocerte Aria.- los dos comenzamos a caminar hacia la puerta.
-El gusto fue mio, gracias, me hubiera matado mi amigo si lo hubiera perdido.- dije alzando el obsequio.
El se rio, su risa sin duda era perfecta. Era un chico alto, incluso tenia que alzar mi cabeza para verlo a los ojos, sus ojos, ¡oh esos ojos! eran unos grandes ojos negros, su cabello estaba corto, llevaba unos pantalones negros, igual que los míos, con una playera de manga larga de cuadros, azul marino con negro, se veía muy bien, le sentaban ese estilo. Unos converse azul marino, que combinaban con la playera, en su muñeca había una pulsera, se veía que estaba hecha a mano, tal vez artesanal.
-De nada, espero que olvides mas cosas, así podre recordarte y poder hablar contigo.- al escuchar eso me sonroje, el quería hablar conmigo. Pequeños sentimientos comenzaron a despertar en mi interior, tal vez eso indicaba que igual quería hablar con el, quería conocerlo mas...
-¿Quie... quieres volver a hablar conmigo- dije titubeando.
-Claro, ¿por que no?, pienso que las cosas suceden por algo, tal vez el que olvidaras tu regalo es una señal, para que yo te encontrara.-
Me quede pensativa por unos minutos, pensando en que responderle, tal vez tenia razón, esta era una señal del destino, tal vez el cambiaría todo.
Pero mejor no me hacia ilusiones, a veces así pasa, conoces a alguien nuevo, todo es lindo al principio y de repente se alejan, sin volverse a mirar.
El me miraba, como cuando vez algo que te gusta, tu cosa favorita, cuando estas contento de estar en el momento y lugar adecuado. Lo mire directo a los ojos sin miedo a nada, sin pena, era como si conectara, de repente todo dolor desapareció, tal vez sea demasiado pronto para decirlo, no es como si existiera el amor verdadero.
-A mi también me gustaría que volviéramos hablar.- Cuando vi, ya estábamos demasiado lejos del salón donde nos encontrábamos, al voltear vi a Isaac y Emma juntos, nos veían, Isaac se veía un poco molesto, el siempre era así cuando alguien se me acercaba, celoso, protector, se veía muy bonito enojado.
Pero el sabia que no era de su propiedad y que había un limite sobre esos de sentir que soy suya.
-Tal vez nos encontremos despues... Si el destino lo quiere.- Sonreí a su ingenuidad. -Me tengo que ir Aria, perdona, solo que tengo clases, espero verte mas tarde.- El se acerco para besarme, sus delicados labios tocaron mi mejilla, poniéndola un poco colorada, sentí su beso, no fue de esos besos asquerosos donde te dejan su saliva, si no uno lindo, tierno, delicado. Me abrazo de repente susurrando -¡Feliz Cumpleaños!-
-Gracias, ahora ve o llegaras tarde.- dije despidiéndome con la mano, viéndolo desaparecer a través de la gente.
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Me enamore de un fantasma. ©
Teen FictionAria es una chica de 18 años, la cual a tenido en sus ultimos años de vida una racha de mala suerte. No tiene idea de que hacer, desorientada, con el corazón roto y con pocos amigos... Está harta de que todo salga mal. Creyendo que algún día la mala...