Después de despedirme de Thomas, fui con Emma e Isaac, en el momento que estaba cerca como para escucharlos me atacaron con demasiadas preguntas, ¿Como lo conoces? ¿Desde cuando lo conoces? ¿De que an hablado? etc. Algo aturdida logre contarles lo que había sucedió.
Estaba feliz, conocer a personas nuevas eso siempre había sido un reto, empiezas siendo un desconocido, y ahí es cuando tu decides que quieres que sepa de ti, ya que no conoce en lo absoluto tu vida, tus disgustos, tus fantasías, tus anhelos ,tus miedos, solo le das la oportunidad de conocer cierta parte de ti, no la que esta mal, la que esta lastimada, la que esta asustada, si no la parte linda, la que todos conocen, en la que solo una pequeña, una diminuta parte es feliz de cierta forma.
Sabes que ciertas personas la an llegado a conocer, pero posteriormente de eso desaparecen, se alejan luego de un tiempo, haciendo que despues de su partida las necesites, las añores, dejando un profundo vació, ¿por que al principio todos prometen quedarse?, pero despues de que esa parte aparece, se van, alejándose para no resultar heridos, para no quemarse en tu infierno, pero... se van sin saber que te lastiman.
A veces prefería no conocer a nadie nuevo o simplemente dejar de ser yo.
Suele ser lo mejor, solo mostrar esa mascara, en la que siempre eres feliz, positiva, amigable, linda, "humana".
Podía pasar que esta vez fuera diferente con el, que poco a poco al conocerme le gustara mi infierno, que no le importara quemarse poco a poco mientras se acerca mas a mi, a la verdadera yo.
Pero... ¿para que hacerme ilusiones?, creo que la mayoría creamos fantasías, para imaginarnos el mundo que nos gustaría vivir, pasar por determinadas cosas, a veces son escenas de amor, o tan solo imaginarnos con alguna ropa, o pensar si tal vez si fuéramos aquella chica con el chico lindo, o en un carro incluso, no lo se, nos gusta escapar de nuestra realidad.
En fin.
Al terminar, me llevaron a mi salón, entre sin algún anhelo, sabiendo lo aburrida que se tornaría esa clase. Aun no era ni medio día, sin nada que hacer, sin ganas de concentrarme en la clase, me puse a observar cada uno de los detalles del salón para distraerme. Observe todo, desde el pizarron viejo y gastado, con tintas que jamas se borraron, donde en la parte superior se posaba un gran y decrepito reloj, contemple como el segundero avanzaba, tocando a su propio ritmo, alentando el tiempo, avanzando con un anciano sin necesidad de llegar rápido a su destino, atrasando todo a su paso, igual contemple al veterano que daba la clase, con una barba áspera, sin rasurar, creyéndose superior a nosotros, enseñando cosas que hasta a el le aburren, repitiendo cada año, cada clase, cada día lo mismo, suponiendo que estamos aprendiendo.
Vi como algunos alumnos prestaban toda la atención del mundo, y como otros solo trataban de no dormirse, intentando que no cerraran sus ojos, como si tuvieran muchas noches sin dormir, y la necesidad de hacerlo justo ahora los inundara, cabeceando, despertándose impulsiva mente, tratando de no reírme por lo gracioso que solía ser, al igual que había chicos que se iban a su propio mundo fantaseando supongo, otros veían por las ventanas, a los profesores no les gustaba mucho tenerlas sin cortinas ya que creían que les robaban la atención, pero la verdad es que si no hicieran tan tediosa la clase, creo que obtendrían nuestro interés.
El tiempo paso rápido.
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Me enamore de un fantasma. ©
Teen FictionAria es una chica de 18 años, la cual a tenido en sus ultimos años de vida una racha de mala suerte. No tiene idea de que hacer, desorientada, con el corazón roto y con pocos amigos... Está harta de que todo salga mal. Creyendo que algún día la mala...