CAP6. LUCAS

26 4 2
                                    

BRISA

Él era mar,

una constelación a medias,

un sinfín de sonrisas.


Era humo,

y a veces se evaporaba mientras lloraba,

como una nube, y llovía.


Hasta que se hizo polvo,

pegándose en mi ropa y oliendo a un hogar que nunca fue,

incrustándose en mis ojos, escociendo al recordar.


Él, mi lienzo favorito

y yo, su mentirijilla.


Lucas. Conocí ese nombre un día de otoño, mientras las hojas se desplegaban de sus ramas y el paisaje se tornaba castaño.

No recuerdo nada más que su forma de mirarme, inspeccionando mis ojos, buscándome con su sonrisa. No recuerdo dónde, cómo, ni por qué se acercó a mí; simplemente lo hizo. Y yo inocente mirando un atardecer, bajé la mirada hasta el rostro policromo de un nombre con recuerdos de luciérnagas. Tal vez soñé con él antes de conocerlo. Tal vez lo amé en otra vida y en esta no lo pude alcanzar. Tal vez no era para mí. 

Poco después de olvidarme del mundo, unos meses después; lo empecé a observar más de cerca. Se veía como música. Su voz al reírse era cantarina y enmudecía la mía al mirarme. Al principio todo era platónico hasta que su melodía acabó sobre mis labios, enseñándome a sentir.

Volé con él antes de hacerse huracán. Antes de empujarme a un pueblo desconocido, abandonándome sin mapa.

Decía mucho y dejó de hablar. Me dejó de hablar.

Era primavera, y Lucas destrozó mi hogar, se volvió huracán sin hacer ruido. No me contestaba, no me miraba, sólo huía. Busqué un por qué, lo busqué tantas veces que me desubiqué.

Lucas. Lo conocí un día de otoño. Un día tan bonito como para enamorarse. Y me enamoré.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 08, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

CUANDO DEJAS DE MIRARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora